lunes, 25 de julio de 2016

25 de julio, Seminario “Aborto libre: saberes y prácticas feministas”


Angélica Valderrama Cayuman
Rocío Alorda Zelada

Para conmemorar un nuevo 25 de julio, día del “Aborto, libre y seguro” en Chile, la Marcha Mundial de las Mujeres, organizó el Seminario “Aborto libre: saberes y prácticas feministas”, instancia que reunió a representantes de organizaciones y colectivos feministas que actualmente acompañan a mujeres en procesos de aborto y que han generado un rica reflexión al respecto.

Para profundizar el diálogo sobre dichas experiencias, se realizaron dos mesas temáticas que permitieron guiar el debate en torno a los proyecto políticos en función del aborto y las experiencias de acompañamiento. A continuación presentamos una breve síntesis de ambos espacios.

Politizar el aborto, una experiencia feminista

“Enfoque político del aborto” fue la mesa que abrió el seminario y que permitió poner en diálogo reflexiones críticas sobre el aborto provenientes de diversos territorios: Santiago, Aysén y Argentina.

Gilda Luongo, escritora y activista feminista, parte de la Coordinadora Feministas en Lucha (CFL), hizo un recorrido por el origen de la CFL, instancia que se gestó como una “exigencia del movimiento estudiantil de hablar sobre educación no sexista” y que además dio cuerpo a la primer marcha a favor del aborto en la historia de Chile (2013) que se perpetuó cada 25 de julio y que hoy es un emblema para el movimiento a favor del aborto libre.

En el 2013, producto del caso de Belén -niña chilena de 11 años embarazada de su padrastro y obligada a no abortar- un grupo de feministas se reunieron para organizar una acción, dar cuenta de la violencia de dicha medida y el abuso hacia las niñas y mujeres en Chile. Después de un largo debate -señaló Gilda- “llegamos a una propuesta unánime: una marcha para reclamar el aborto libre, seguro y gratuito. El movimiento se lanzó a la calle sin permiso un 25 de julio de cada año para activar la lucha por el aborto libre”, marcando distancia con el proyecto aborto en tres causales.

“Pienso que el inicio de la CFL estuvo marcado por una vertiente desobediente, denunciadora de la opresión de las mujeres desde diversos lugares feministas. La pluralidad luchadora quiso ser parte de la aglutinación de quienes estaban disponibles para levantar acciones”, sostuvo Gilda.

Actualmente a la CFL se han incorporado nuevas colectivas que han querido ahondar en otros ejes de lucha como “trabajo, educación y disidencia sexual”, propuestos por la diversidad de grupos en la búsqueda de incidencia política feminista, lo que se expresa en el “pliegue de luchas de la CFL” del 2014.

Desde la Patagonia chilena, Marisa Romero del “Colectivo feminista Desnudando de Aysén”, presentó su experiencia de feminismo en la frontera, la que vienen desarrollando desde el año 2002, centrada en intervenciones y activismo en el espacio público.

Después de dos años de trabajo interno, el 2004 decidieron conformar el grupo donde los temas centrales de preocupación son: el estado de los derechos sexuales en Chile, los derechos laborales y el aborto.

Tal como explicó Marisa, “la incidencia política la hacemos en la calle, en conversatorios, en funas, en las marchas, ahí está nuestra incidencia”, ya que la experiencia del colectivo viene del espacio popular, en una región marcada por el aislamiento y por habitar un territorio extenso y disperso, lo que genera pocas redes entre mujeres y fuertes alianzas patriarcales que no permite denunciar las violencias.

Por eso, la estrategia de “Desnudando Aysén” se ha concentrado en fortalecer la conciencia feminista que viene desde las alianzas que han hecho con otras. Por eso - explicó- “hemos recurrido al apoyo de las compañeras argentinas, quienes nos entregaron información y apoyo directamente. El activismo argentino nos acercó a conocer el quehacer de las socorristas”.

Desde el otro lado de la cordillera, Dahiana Belfiori del Colectivo Socorrista en Red de Argentina, profundizó sobre la experiencia de acompañamiento en abortos que han llevado en el país trasandino y que ha permitido el fortalecimiento de una red nacional de apoyo feminista. De este modo, Dahiana explicó que “para lograr el aborto en Argentina hablamos de la despenalización social del aborto, lo que implica demandar públicamente derechos como el derecho a abortar, a cuestionar la maternidad obligatoria, la construcción de otros sentidos en torno al aborto, entre otros temas. Entonces la despenalización social del aborto tiene que ver con sacar del closet al aborto, es decir, hablar de aborto”.

El socorrismo es una práctica antigua e histórica, un saber que fue expropiado de las mujeres y puesto -principalmente- en el espacio de lo médico, por tanto es necesario recuperar dichos saberes y prácticas. Por eso, “una de las estrategias que las socorristas han elegido para generar discursos en torno a quiénes abortan y quienes acompañan tiene que ver con narrar las propias experiencias de aborto. Quienes acompañamos a abortar no somos necesariamente médicas”, dijo la Socorrista.

La Red de Socorristas que acompaña a mujeres a abortar con medicamentos, se inició el año 2012 con 12 compañeras de cinco provincias de Argentina. Actualmente son más de 200 mujeres en 26 provincias en todo el país las que conforman la red, que ha crecido a propósito de las estrategias políticas que definieron para expandirse.

En el 2015, la Red de Socorristas acompañó a 3000 mujeres a abortar, lo que es una manera de contribuir a abortos feministas y sororos. “Despenalizar y legalizar para nosotras es fundamental, porque queremos que el aborto sea libre en cuanto a la práctica, pero queremos que esté garantizada para todas. Si lo despenalizamos únicamente, corremos el riesgo de que las mujeres pobres tampoco accedan a las prácticas del aborto libre, seguro y gratuito en los hospitales, entonces es necesario la legalización y los socorros contribuyen en ese sentido”, comentó.

En ese sentido Dahiana es enfática en señalar que “la salud puede dejar de estar en manos del poder médico tradicional hegemónico y puede ser pensada como algo que construimos entre todas. El aborto vivido a través de estos acompañamientos feministas -que incorporan la sororidad o hermandad entre hermanas y el trabajo bajo la solidaridad- se inscribe en este otro sentido de la salud”.

Praxis feminista latinoamericana

La segunda mesa del seminario se denominó “Prácticas y Experiencias en torno al aborto”. En ella cuatro compañeras feministas compartieron su trabajo y reflexiones en torno a la práctica del aborto: el lanzamiento de un cuaderno de cuidados para mujeres que deciden realizarse un aborto con pastillas, la propuesta desde una genealogía del mundo mapuche sobre el uso del “lawen” para la práctica del aborto y la presentación de la campaña “Miso pa’ todas”.

Carla Cortez Cid, feminista, productora de “En manada”, investigadora independiente y miembra de dos colectivas transnacionales: “Adelitas” y “Mansa Ballena”, abrió esta mesa. Tal como explicó, el nombre del colectivo depende de dónde se encuentren ubicadas territorialmente: cuando están en Argentina la colectiva se denomina “Mansa Ballena”, la que lleva seis años de trabajo colectivo audiovisual y feminista. Dos de sus trabajos se pueden encontrar en la web: “Santas de nuestra devoción” https://vimeo.com/51080519 y “En boca de todas” https://vimeo.com/30249232.

Por otro lado, cuando se encuentran en Chile la colectiva se denomina “Adelitas Arte” y desde hace tres años trabaja en virales feministas como el editado el último ocho de marzo, video titulado “Para el 8 de marzo no quiero flores”, y que se encuentra publicado en: https://www.youtube.com/watch?v=egy350SAK_E.

Carla Cortez presentó el “Cuaderno de cuidados pre, durante y post aborto (con pastillas)”, publicación de cuidados feministas hecho para que las mujeres que quieran abortar se sientan acompañadas y cuidadas. Carla señaló “el aborto siempre fue un tema desde distintos puntos de vista, desde acompañar, de saber de alguien, de tratar de ayudar, de conseguir, de informar, de colectivizar un poco la experiencia”. Así, con esta irrupción de verbos que dan cuenta del amplio mundo que acompaña la experiencia de abortar las compañeras se han preguntado: “¿Por qué las mujeres que decidían abortar y que deseaban abortar no se merecían los mismos cuidados que aquellas mujeres que decidían y deseaban vivir un embarazo?”.

Profundizando en esta interrogante, las compañeras de “Mansa Ballena-Adelitas” realizaron un diagnóstico sobre la experiencia que viven las mujeres que se hacen este procedimiento a través de pastillas, señalando que “la mayor parte de la vinculación al aborto terminaba siendo una cosa mecanizada, mediada por el miedo, por la culpa, la desinformación, por la falta de redes a veces, terminaba siendo algo muy mecanizado de cómo conseguir las patillas, de cómo realizar el aborto, y toda la experiencia en la que estaba puesto el cuerpo de nosotras quedaba de lado, el cómo cuidarse, el cómo prepararse, el cómo acompañarse”.

El cuaderno está pensado como un acompañamiento a las mujeres que deciden abortar y consta de dos partes: una, con recetarios y distintos ejercicios físicos, y otra que corresponde a un compilado de relatos en primera persona de mujeres que han llevado a cabo distintos tipos de aborto. El cuaderno se encuentra para su descarga en la web: https://drive.google.com/file/d/0ByRrbv2MLR22bmptNHdHeV9CNTQ/view.

La segunda exponente fue Doris Quiñimil Vásquez, “Mujer, mapuche, mapurbe y feminista, Psicóloga Educacional de la Pontificia Universidad Católica de Chile; y Máster Erasmus Mundus en Estudios de las Mujeres y de Género, por las Universidades de Granada y Bologna. Doris junto a las lamngen Daniela Millaleo, Angélica Valderrama Cayuman y Daniela Catrileo, deviene [Ragnintulewfu], formaron la kolectiva mapuche feminista, que entre ríos y entre paréntesis, entre corrientes, fluidos y devenires como mujeres, mapuche y feministas, confluyen, resisten y re-sienten, luchando y gestando entre el Wallmapu y Santiago waria”.

Doris presentó una experiencia que no está presente habitualmente en los debates sobre aborto, como lo es la genealogía de la práctica del aborto desde el mundo mapuche, que hace parte de otras narrativas, aquellas que interpelan y que invitan a diversificar los relatos, los saberes y las prácticas del aborto. La lamngen (hermana) Doris, propuso el aborto con lawen (plantas medicinales) como una práctica descolonizadora que pone en cuestión la medicalización a la que las mujeres que deciden realizarse un aborto están expuestas.

Existe, según Doris Quiñimil una doble complejidad respecto al aborto en el mundo mapuche “por un lado tenemos un Estado que no solo no reconoce los derechos colectivos a la autodeterminación de los pueblos indígenas ni tampoco los derechos individuales de las mujeres a decidir el aborto, ni siquiera el terapéutico sino que criminaliza las demandas de autodeterminación colectivas, vía ley antiterrorista, e individuales vía penalización de todo tipo de aborto... Por otro lado el pueblo mapuche producto de procesos y violencias coloniales, hoy estigmatiza la práctica abortiva convirtiéndose en un tabú, pues cuando revisamos fuentes históricas y memorias de las domo mapuche, de las mujeres mapuche, se reconoce un tiempo en que las lamngen solteras y las viudas eran dueñas de su voluntad y de su cuerpo pudiendo tener sexo con quienes quisieran sin importan la virginidad para el matrimonio, junto al conocimiento y uso de lawen o hierbas abortivas aun cuando las machis, las lawentuchefe y las papai reprochen en muchos casos hoy su uso”, indicó.

Lejos de una mirada individual del aborto existe una imbricación entre este derecho y otros dentro del mundo mapuche que deben ser respetados y ejercidos, pues las opresiones coloniales conviven con la resistencia de un pueblo, de las mujeres de un pueblo. Doris, sobre este punto señaló: “pensamos que el aborto puede entenderse como una práctica corporal de resistencia y la idea es poder discutir si esta resistencia se asume como una reivindicación feminista del derecho a decidir, mapuche del derecho a resolver como hacían nuestras ancestras vía lawen, o que incorpora ambas reivindicaciones desde la crítica al heteropatriarcado chileno, mapuche y argentino y la crítica anticolonial, antineoliberal, que es una mezcla que entiendo claramente descolonizadora y que me he atrevido a denominar antiheterowingkapatriarcal, utilizando claramente la palabra mapuche wingka, pero desde una perspectiva ideológica, es decir, para referirnos y luchar contra sistemas de opresión neoliberales y neocoloniales violentamente impuestos por Occidónde como son los estados, las iglesias, las transnacionales y obviamente la biomedicina”.

Lo presentado por Doris fue una invitación para cuestionar nuestras prácticas y discursos, dando cuenta de la heterogeneidad de experiencias y saberes en torno a la práctica del aborto. Para quienes quisieran entrar en diálogo con nuestra lamngen Doris y su colectivo su correo es: rangintulewfu@gmail.com

Desde Valparaíso, dos compañeras pertenecientes a la “Colectiva Nosotras Decidimos” presentaron la “Campaña Miso pa todas” a través de las voceras Nicole Martínez activista por la despenalización social del aborto egresada de derecho y Vicky Hidalgo, activista feminista Trabajadora Social y Antropóloga. Tal como explicaron, la colectiva surgió, a partir de un evento que organizó la Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres, luego de que “un grupo de mujeres decidimos colectivizarnos, con esta necesidad de dar respuesta a otras mujeres, incluso dentro de los propios movimientos feministas, por el desconocimiento y la desinformación de lo que significa la práctica del aborto... teníamos esa doble ruta marcada, de un lado la despenalización social del aborto y del otro comenzar a hablar del aborto, la entrega de información sin esta connotación de tabú y ofrecer la información a mujeres que directamente necesitan de ese acompañamiento”.

La colectiva “Nosotras decidimos” compartió reflexiones en torno al contexto chileno sobre el aborto, historizando la legislación que ha regido esta práctica en Chile, para llegar hasta el lanzamiento de la campaña el 28 de mayo de este año, enmarcado en el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. A partir de la campaña y de manera simultánea, se han realizado diversas actividades en distintas ciudades del país: Iquique, Copiapó, Valparaíso, Santiago, Maule, Temuco, Valdivia, Chiloé y Coyhaique, las que pueden verse en el siguiente enlace: https://vimeo.com/165689457.

El lugar desde donde se posicionan las compañeras de la colectiva respecto a la práctica del aborto lo comparten como un manifiesto: “Nosotras hablamos de aborto libre, seguro y autónomo, hablamos de libre porque no queremos derechos a medias, tenemos infinitas causales para abortar, y ninguna de ellas debe ser regulada por nadie más que por nosotras mismas, creemos en la utopía, no tan utopía, donde las mujeres podamos informarnos, podamos compartir experiencias y escoger cómo, cuándo. Seguro, porque en el contexto que vivimos de clandestinidad, estamos sometidas a un riesgo, el del mercado oculto, no sabemos que pastillas nos están vendiendo, no sabemos qué información nos están dando, de tal manera que si bien muchas de nosotras somos muy críticas con el modelo biomédico, por todo el androcentrismo que tiene, igual entendemos que estamos en un contexto en el cual es muy sencillo para las mujeres acudir a una medicina para llevar a cabo el proceso. Abogamos porque podamos tener esos avances médicos y farmacológicos a nuestra disposición. Por último, autónomo porque ligado a este concepto de desmedicalizar, entendemos que un aborto hasta las doce semanas, como bien marca la OMS puede ser practicado de manera segura y autónoma y en casa”, sostuvieron.

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