Angélica
Valderrama Cayuman
Rocío
Alorda Zelada
Para
conmemorar un nuevo 25 de julio, día del
“Aborto, libre y seguro” en Chile, la Marcha Mundial de las Mujeres,
organizó el Seminario “Aborto libre:
saberes y prácticas feministas”, instancia que reunió a representantes de
organizaciones y colectivos feministas que actualmente acompañan a mujeres en
procesos de aborto y que han generado un rica reflexión al respecto.
Para
profundizar el diálogo sobre dichas experiencias, se realizaron dos mesas
temáticas que permitieron guiar el debate en torno a los proyecto políticos en
función del aborto y las experiencias de acompañamiento. A continuación
presentamos una breve síntesis de ambos espacios.
Politizar el aborto, una experiencia feminista
“Enfoque
político del aborto” fue la mesa que abrió el seminario y que permitió poner en
diálogo reflexiones críticas sobre el aborto provenientes de diversos
territorios: Santiago, Aysén y Argentina.
Gilda Luongo, escritora y activista feminista, parte
de la Coordinadora Feministas en Lucha (CFL), hizo
un recorrido por el origen de la CFL, instancia que se gestó como una “exigencia del movimiento estudiantil de
hablar sobre educación no sexista” y que además dio cuerpo a la primer
marcha a favor del aborto en la historia de Chile (2013) que se perpetuó cada
25 de julio y que hoy es un emblema para el movimiento a favor del aborto libre.
En el 2013,
producto del caso de Belén -niña chilena de 11 años embarazada de su padrastro
y obligada a no abortar- un grupo de feministas se reunieron para organizar una
acción, dar cuenta de la violencia de dicha medida y el abuso hacia las niñas y
mujeres en Chile. Después de un largo debate -señaló Gilda- “llegamos a una propuesta unánime: una
marcha para reclamar el aborto libre, seguro y gratuito. El movimiento se lanzó
a la calle sin permiso un 25 de julio de cada año para activar la lucha por el
aborto libre”, marcando distancia con el proyecto aborto en tres causales.
“Pienso que el inicio de la CFL estuvo marcado por
una vertiente desobediente, denunciadora de la opresión de las mujeres desde
diversos lugares feministas. La pluralidad luchadora quiso ser parte de la
aglutinación de quienes estaban disponibles para levantar acciones”, sostuvo Gilda.
Actualmente a
la CFL se han incorporado nuevas colectivas que han querido ahondar en otros
ejes de lucha como “trabajo, educación y disidencia sexual”, propuestos por la
diversidad de grupos en la búsqueda de incidencia política feminista, lo que se
expresa en el “pliegue de luchas de la CFL” del 2014.
Desde la Patagonia
chilena, Marisa Romero del “Colectivo
feminista Desnudando de Aysén”, presentó su experiencia de feminismo en la
frontera, la que vienen
desarrollando desde el año 2002, centrada en intervenciones y activismo en el
espacio público.
Después de dos
años de trabajo interno, el 2004 decidieron conformar el grupo donde los temas
centrales de preocupación son: el estado de los derechos sexuales en Chile, los
derechos laborales y el aborto.
Tal como
explicó Marisa, “la incidencia política
la hacemos en la calle, en conversatorios, en funas, en las marchas, ahí está
nuestra incidencia”, ya que la experiencia del colectivo viene del espacio
popular, en una región marcada por el aislamiento y por habitar un territorio
extenso y disperso, lo que genera pocas redes entre mujeres y fuertes alianzas
patriarcales que no permite denunciar las violencias.
Por eso, la
estrategia de “Desnudando Aysén” se ha concentrado en fortalecer la conciencia
feminista que viene desde las alianzas que han hecho con otras. Por eso -
explicó- “hemos recurrido al apoyo de las
compañeras argentinas, quienes nos entregaron información y apoyo directamente.
El activismo argentino nos acercó a conocer el quehacer de las socorristas”.
Desde el otro
lado de la cordillera, Dahiana Belfiori
del Colectivo Socorrista en Red de Argentina, profundizó sobre la experiencia
de acompañamiento en abortos que han llevado en el país trasandino y que ha
permitido el fortalecimiento de una red nacional de apoyo feminista. De este
modo, Dahiana explicó que “para lograr el
aborto en Argentina hablamos de la despenalización social del aborto, lo que
implica demandar públicamente derechos como el derecho a abortar, a cuestionar
la maternidad obligatoria, la construcción de otros sentidos en torno al
aborto, entre otros temas. Entonces la despenalización social del aborto tiene
que ver con sacar del closet al aborto, es decir, hablar de aborto”.
El socorrismo
es una práctica antigua e histórica, un saber que fue expropiado de las mujeres
y puesto -principalmente- en el espacio de lo médico, por tanto es necesario
recuperar dichos saberes y prácticas. Por eso, “una de las estrategias que las socorristas han elegido para generar
discursos en torno a quiénes abortan y quienes acompañan tiene que ver con
narrar las propias experiencias de aborto. Quienes acompañamos a abortar no somos
necesariamente médicas”, dijo la Socorrista.
La Red de
Socorristas que acompaña a mujeres a abortar con medicamentos, se inició el año
2012 con 12 compañeras de cinco provincias de Argentina. Actualmente son más de
200 mujeres en 26 provincias en todo el país las que conforman la red, que ha
crecido a propósito de las estrategias políticas que definieron para
expandirse.
En el 2015, la
Red de Socorristas acompañó a 3000 mujeres a abortar, lo que es una manera de
contribuir a abortos feministas y sororos. “Despenalizar
y legalizar para nosotras es fundamental, porque queremos que el aborto sea
libre en cuanto a la práctica, pero queremos que esté garantizada para todas. Si
lo despenalizamos únicamente, corremos el riesgo de que las mujeres pobres tampoco
accedan a las prácticas del aborto libre, seguro y gratuito en los hospitales,
entonces es necesario la legalización y los socorros contribuyen en ese
sentido”, comentó.
En ese sentido
Dahiana es enfática en señalar que “la
salud puede dejar de estar en manos del poder médico tradicional hegemónico y
puede ser pensada como algo que construimos entre todas. El aborto vivido a
través de estos acompañamientos feministas -que incorporan la sororidad o
hermandad entre hermanas y el trabajo bajo la solidaridad- se inscribe en este
otro sentido de la salud”.
Praxis feminista
latinoamericana
La segunda mesa del seminario se denominó
“Prácticas y Experiencias en torno al
aborto”. En ella cuatro compañeras feministas compartieron su trabajo y
reflexiones en torno a la práctica del aborto: el lanzamiento de un cuaderno de
cuidados para mujeres que deciden realizarse un aborto con pastillas, la
propuesta desde una genealogía del mundo mapuche sobre el uso del “lawen” para
la práctica del aborto y la presentación de la campaña “Miso pa’ todas”.
Carla Cortez Cid, feminista,
productora de “En manada”, investigadora independiente y miembra de dos
colectivas transnacionales: “Adelitas” y “Mansa Ballena”, abrió esta mesa. Tal
como explicó, el nombre del colectivo depende de dónde se encuentren ubicadas
territorialmente: cuando están en Argentina la colectiva se denomina “Mansa
Ballena”, la que lleva seis años de trabajo colectivo audiovisual y feminista.
Dos de sus trabajos se pueden encontrar en la web: “Santas de nuestra devoción” https://vimeo.com/51080519 y “En boca de
todas” https://vimeo.com/30249232.
Por otro lado,
cuando se encuentran en Chile la colectiva se denomina “Adelitas Arte” y desde
hace tres años trabaja en virales feministas como el editado el último ocho de
marzo, video titulado “Para el 8 de marzo
no quiero flores”, y que se encuentra publicado en: https://www.youtube.com/watch?v=egy350SAK_E.
Carla Cortez
presentó el “Cuaderno de cuidados pre,
durante y post aborto (con pastillas)”, publicación de cuidados feministas hecho para que las mujeres que quieran abortar
se sientan acompañadas y cuidadas. Carla señaló “el aborto siempre fue un tema desde distintos puntos de vista, desde
acompañar, de saber de alguien, de tratar de ayudar, de conseguir, de informar,
de colectivizar un poco la experiencia”. Así, con esta irrupción de verbos
que dan cuenta del amplio mundo que acompaña la experiencia de abortar las
compañeras se han preguntado: “¿Por qué
las mujeres que decidían abortar y que deseaban abortar no se merecían los
mismos cuidados que aquellas mujeres que decidían y deseaban vivir un
embarazo?”.
Profundizando
en esta interrogante, las compañeras de “Mansa Ballena-Adelitas” realizaron un
diagnóstico sobre la experiencia que viven las mujeres que se hacen este
procedimiento a través de pastillas, señalando que “la mayor parte de la vinculación al aborto terminaba siendo una cosa
mecanizada, mediada por el miedo, por la culpa, la desinformación, por la falta
de redes a veces, terminaba siendo algo muy mecanizado de cómo conseguir las
patillas, de cómo realizar el aborto, y toda la experiencia en la que estaba
puesto el cuerpo de nosotras quedaba de lado, el cómo cuidarse, el cómo prepararse,
el cómo acompañarse”.
El cuaderno
está pensado como un acompañamiento a las mujeres que deciden abortar y consta
de dos partes: una, con recetarios y distintos ejercicios físicos, y otra que
corresponde a un compilado de relatos en primera persona de mujeres que han
llevado a cabo distintos tipos de aborto. El cuaderno se encuentra para su
descarga en la web: https://drive.google.com/file/d/0ByRrbv2MLR22bmptNHdHeV9CNTQ/view.
La segunda exponente fue Doris Quiñimil Vásquez, “Mujer,
mapuche, mapurbe y feminista, Psicóloga Educacional de la Pontificia
Universidad Católica de Chile; y Máster Erasmus Mundus en Estudios de las
Mujeres y de Género, por las Universidades de Granada y Bologna. Doris junto a
las lamngen Daniela Millaleo, Angélica
Valderrama Cayuman y Daniela Catrileo, deviene [Ragnintulewfu], formaron
la kolectiva mapuche feminista, que entre
ríos y entre paréntesis, entre corrientes, fluidos y devenires como mujeres,
mapuche y feministas, confluyen, resisten y re-sienten, luchando y gestando
entre el Wallmapu y Santiago waria”.
Doris presentó una experiencia que
no está presente habitualmente en los debates sobre aborto, como lo es la
genealogía de la práctica del aborto desde el mundo mapuche, que hace parte de
otras narrativas, aquellas que interpelan y que invitan a diversificar los
relatos, los saberes y las prácticas del aborto. La lamngen (hermana) Doris,
propuso el aborto con lawen (plantas medicinales) como una práctica
descolonizadora que pone en cuestión la medicalización a la que las mujeres que
deciden realizarse un aborto están expuestas.
Existe, según Doris Quiñimil una
doble complejidad respecto al aborto en el mundo mapuche “por un lado tenemos un Estado que no solo no reconoce los derechos
colectivos a la autodeterminación de los pueblos indígenas ni tampoco los
derechos individuales de las mujeres a decidir el aborto, ni siquiera el
terapéutico sino que criminaliza las demandas de autodeterminación colectivas,
vía ley antiterrorista, e individuales vía penalización de todo tipo de
aborto... Por otro lado el pueblo mapuche producto de procesos y violencias
coloniales, hoy estigmatiza la práctica abortiva convirtiéndose en un tabú,
pues cuando revisamos fuentes históricas y memorias de las domo mapuche, de las
mujeres mapuche, se reconoce un tiempo en que las lamngen solteras y las viudas
eran dueñas de su voluntad y de su cuerpo pudiendo tener sexo con quienes
quisieran sin importan la virginidad para el matrimonio, junto al conocimiento
y uso de lawen o hierbas abortivas aun cuando las machis, las lawentuchefe y
las papai reprochen en muchos casos hoy su uso”, indicó.
Lejos de una
mirada individual del aborto existe una imbricación entre este derecho y otros
dentro del mundo mapuche que deben ser respetados y ejercidos, pues las
opresiones coloniales conviven con la resistencia de un pueblo, de las mujeres
de un pueblo. Doris, sobre este punto señaló: “pensamos que el aborto puede entenderse como una práctica corporal de
resistencia y la idea es poder discutir si esta resistencia se asume como una
reivindicación feminista del derecho a decidir, mapuche del derecho a resolver
como hacían nuestras ancestras vía lawen, o que incorpora ambas
reivindicaciones desde la crítica al heteropatriarcado chileno, mapuche y
argentino y la crítica anticolonial, antineoliberal, que es una mezcla que
entiendo claramente descolonizadora y que me he atrevido a denominar
antiheterowingkapatriarcal, utilizando claramente la palabra mapuche wingka,
pero desde una perspectiva ideológica, es decir, para referirnos y luchar
contra sistemas de opresión neoliberales y neocoloniales violentamente
impuestos por Occidónde como son los estados, las iglesias, las transnacionales
y obviamente la biomedicina”.
Lo presentado
por Doris fue una invitación para cuestionar nuestras prácticas y discursos,
dando cuenta de la heterogeneidad de experiencias y saberes en torno a la
práctica del aborto. Para quienes quisieran entrar en diálogo con nuestra
lamngen Doris y su colectivo su correo es: rangintulewfu@gmail.com
Desde
Valparaíso, dos compañeras pertenecientes a la “Colectiva Nosotras Decidimos” presentaron la “Campaña Miso pa todas” a
través de las voceras Nicole Martínez activista
por la despenalización social del aborto egresada de derecho y Vicky Hidalgo, activista feminista Trabajadora
Social y Antropóloga. Tal como explicaron, la colectiva surgió, a partir de un
evento que organizó la Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres, luego
de que “un grupo de mujeres decidimos
colectivizarnos, con esta necesidad de dar respuesta a otras mujeres, incluso
dentro de los propios movimientos feministas, por el desconocimiento y la
desinformación de lo que significa la práctica del aborto... teníamos esa doble
ruta marcada, de un lado la despenalización social del aborto y del otro
comenzar a hablar del aborto, la entrega de información sin esta connotación de
tabú y ofrecer la información a mujeres que directamente necesitan de ese
acompañamiento”.
La colectiva “Nosotras decidimos” compartió
reflexiones en torno al contexto chileno sobre el aborto, historizando la
legislación que ha regido esta práctica en Chile, para llegar hasta el
lanzamiento de la campaña el 28 de mayo de este año, enmarcado en el Día
Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. A partir de la campaña y
de manera simultánea, se han realizado diversas actividades en distintas
ciudades del país: Iquique, Copiapó, Valparaíso, Santiago, Maule, Temuco,
Valdivia, Chiloé y Coyhaique, las que pueden verse en el siguiente enlace: https://vimeo.com/165689457.
El lugar desde
donde se posicionan las compañeras de la colectiva respecto a la práctica del
aborto lo comparten como un manifiesto: “Nosotras
hablamos de aborto libre, seguro y autónomo, hablamos de libre porque no
queremos derechos a medias, tenemos infinitas causales para abortar, y ninguna
de ellas debe ser regulada por nadie más que por nosotras mismas, creemos en la
utopía, no tan utopía, donde las mujeres podamos informarnos, podamos compartir
experiencias y escoger cómo, cuándo. Seguro, porque en el contexto que vivimos
de clandestinidad, estamos sometidas a un riesgo, el del mercado oculto, no
sabemos que pastillas nos están vendiendo, no sabemos qué información nos están
dando, de tal manera que si bien muchas de nosotras somos muy críticas con el
modelo biomédico, por todo el androcentrismo que tiene, igual entendemos que
estamos en un contexto en el cual es muy sencillo para las mujeres acudir a una
medicina para llevar a cabo el proceso. Abogamos porque podamos tener esos
avances médicos y farmacológicos a nuestra disposición. Por último, autónomo
porque ligado a este concepto de desmedicalizar, entendemos que un aborto hasta
las doce semanas, como bien marca la OMS puede ser practicado de manera segura
y autónoma y en casa”, sostuvieron.