MAPA DE CUIDADOS

Imagen princpipal del mapa de cuidados colectivos

Como Mujeres en Marcha Chile hemos estado construyendo un Mapa de Cuidados Colectivos, a nivel nacional, como herramienta que reúne una diversidad de organizaciones que trabajan en torno a los cuidados, y que tiene como fin visibilizar y politizar este concepto, y al mismo tiempo dar a conocer a las organizaciones que se dedican a los cuidados de la vida desde distintas dimensiones.

El objetivo principal es dar cuenta del quehacer que realizan, pero también poner la información a disposición de quienes la necesiten, generando así nuevos vínculos, llegando a mayor número de mujeres y disidencias.

Este es un proyecto que estamos haciendo con apoyo de Fondo Alquimia y junto al Colectivo de Geografía Crítica Gladys Armijo, de la mano del Ciclo de Semilleros de Alternativas Feministas para el Buen Vivir realizados entre enero de 2023 y abril de 2024, en los cuales hemos podido dialogar y reflexionar sobre la importancia de los cuidados con diversas/es compañeras/es de Peñalolén, San Bernardo, Chiloé, Valparaíso y Concepción, así como con otras organizaciones aliadas. Esto nos ha permitido ir construyendo de manera colectiva y comunitaria una conceptualización de lo que entendemos por el cuidado de la vida en todas sus dimensiones.

Cabe mencionar que este mapa se suma a otros esfuerzos que otras organizaciones amigas han realizado, destacamos el trabajo de Cooperativa Desbordada con su mapeo Cuidados en Resistencia, el Mapeo de Redes Comunitarias Interculturales Migrantes y Promigrantes en Valparaíso de Organización Migrantas, el Catastro Colaborativo de organizaciones que trabajan los Cuidados Comunitarios que levantaron las compañeras de la Coordinadora Feminista de Peñalolén y el Catastro Plurinacional de Experiencias de Economía Feminista y Solidaria "La Vida en el Centro", que Mujeres en Marcha realizó para la articulación Carpa de las Mujeres, publicado en mayo de 2021.

subtitulo: posicionamiento teórico político

Vivimos bajo un sistema de opresiones que traspasa todas las esferas y dimensiones de la vida, producido por un modelo capitalista neoliberal, cuyo fundamento eminentemente económico es la acumulación de riquezas, por lo tanto a todo le asigna un valor monetario y lo transforma en mercancía, poniendo en consecuencia, la vida al servicio del capital.

Este modelo, que es al mismo tiempo heteropatriarcal, colonial y racista, trae consigo múltiples desigualdades, entre personas, pueblos y países, así como la destrucción de la naturaleza, pues se plantea en contra del hecho ineludible de que somos esencial y profundamente ecodependientes e interdependientes; es decir, que dependemos de la naturaleza y sus bienes comunes para reproducir la vida día a día, y que dependemos unas/os/es de otras/os/es, al menos en algún momento de nuestro ciclo vital.

El sistema invisibiliza todo aquello que nos permite la sustentabilidad de la vida, basado en la idea de que la sociedad se organiza en “esferas separadas y dicotómicas, con el mundo público en un lado y el mundo privado en el otro” 1 ; donde el mundo público lo constituyen el mercado, el trabajo asalariado y masculinizado, mientras que el mundo privado lo constituyen los hogares y todas esas relaciones, acciones, actividades y gestiones que permiten el sostén de la vida, y que en su mayoría son las mujeres y cuerpos feminizados quienes las llevan adelante.

A partir de la división sexual del trabajo, el sistema ha impuesto a las mujeres ciertos roles, tareas y funciones que carecen de valor en la sociedad patriarcal, pero que son precisamente las que permiten reproducir la vida. Al mismo tiempo, existe una geopolítica de los cuidados a nivel planetario y local, toda vez que mujeres empobrecidas y racializadas del sur global migran al norte global para realizar este tipo de labores, lo que también observamos al interior de los países con la migración rural-urbano.

Por ello, es que como Marcha Mundial de las Mujeres sostenemos que nos enfrentamos a un conflicto indisoluble entre el capital y la vida, o dicho de otro modo, entre la acumulación capitalista y la sostenibilidad de la vida.

Este conflicto, que nos plantea actualmente una crisis civilizatoria, nos urge no sólo a visibilizar las inequidades e injusticias que conlleva, sino a transformar el sistema trastocando las formas en que nos organizamos como sociedad, para poner la vida en el centro bajo principios de equidad, reciprocidad y colaboración. Es por ello, que manifestamos la necesidad de construir una cultura de los cuidados en un marco de los buenos vivires, que implique una reorganización y colectivización de los mismos, acompañado de un cambio sustantivo de mentalidad.

Es desde esta concepción que entendemos los cuidados. Comprensión que hemos ido articulando en nuestros intercambios con organizaciones y colectivas de mujeres, feministas y disidencias en diversos territorios. Los cuidados de manera integral involucran tres grandes dimensiones: el autocuidado, el cuidado de otras personas y el cuidado de la naturaleza y los territorios.

Sostenemos que los cuidados son colectivos. Como resultado de las dicotomías que implanta el sistema, la responsabilidad sobre los cuidados se individualiza y las condiciones en que se realizan son desiguales pues dependen de la capacidad adquisitiva de las familias, que acceden de manera desigual a la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, etc., en contextos de privatización de los servicios públicos y bienes comunes naturales, y en general, de precarización de la vida, lo que profundiza las injusticias.

Frente a ello, el Estado chileno dice cuidar, pero sus respuestas -individualizadas- son vagas, insuficientes y no situadas; apropiándose y cooptando el lenguaje y las subjetividades de los movimientos feministas, despolitizando los cuidados, mientras que, por otra parte, promueve políticas que empobrecen a las familias, al mundo laboral y destruyen territorios.

No podemos resolver los cuidados de manera individual, porque son una problemática social. Por ello, es fundamental politizarlos, planificarlos y ejecutarlos en comunidad, con el apoyo de redes, pues son múltiples las dimensiones a abordar. Para ello, requerimos volver a construir las confianzas en la comunidad, restituir el tejido social y el pensamiento crítico, de manera que al mismo tiempo que se construye, se le exija al Estado que cumpla con su co-responsabilidad respecto a los cuidado en particular, y en general, su responsabilidad para garantizar los derechos sociales, económicos, culturales, y un mínimo de condiciones que permitan vidas dignas.

El cuidado hacia otras personas involucra respeto y dignidad. Cuidar es sostener, no sólo proporcionando cuidado básico, sino velando por la dignidad del otro/a/e, valorando sus emociones y en una relación dialógica.

En base a los argumentos expuestos, consideramos que el trabajo militante en organizaciones socioambientales y feministas, al igual que las labores de acompañamiento a cuerpos gestantes, que deciden o no terminar con un embarazo, son trabajos que se enmarcan en los cuidados.

Asimismo, los cuidados de la naturaleza, los bienes comunes indispensables para la vida humana y no humana, como el agua, las semillas, los alimentos sanos, la energía, etc., requieren superar la lógica mercantilista y extractivista del sistema que devasta los territorios, hacia una lógica donde nos reconozcamos parte de la naturaleza, de tal manera que comprendamos que si la dañamos nos estamos dañando a nosotras/os/es mismas/os/es, al igual como lo conciben y practican los pueblos originarios. Es indispensable rescatar esas memorias de vidas en armonía con la naturaleza y afianzar las propuestas de la soberanía alimentaria, la agroecología y las economías feministas y solidarias.

Los extractivismos que van impactando los territorios violentan también los cuerpos, especialmente de las mujeres y niñas, por ello, su cuidado nos plantea mayores desafíos. Somos constantemente violentadas, física y simbólicamente. Las mujeres cuidamos, pero ¿quién nos cuida a nosotras?, ¿cómo nos afecta la trama de opresiones?

Es este el marco en que nos situamos para la elaboración del Mapa de Cuidado Colectivos, es decir, desde una postura política anticapitalista, antiheteropatriarcal, antiracista y anticolonial.

Como criterios fundamentales para la selección de organizaciones y/o experiencias hemos identificado que sean colectivas de mujeres o mixtas; comunitarias que trabajen por el bien común; que no tengan fines de lucro y que posean prácticas antipatriarcales; al tiempo que llevan adelante procesos de formación, implementación, legalización y/o promoción de los cuidados.

Para el diseño del mapa utilizamos el concepto del autocuidado como eje transversal para todas las organizaciones, las que se encuentran clasificadas en diez categorías que contienen distintas temáticas y sujetos de interés. Estas categorías fueron definidas a partir de un largo y difícil proceso de reflexión, y tienen como propósito, facilitar la comprensión y fácil acceso de todas las personas, en funcion de que el Mapa se constituya en una herramienta útil y cercana.

Entendemos que no todas las categorías reflejan el quehacer particular de las organizaciones, y que al mismo tiempo, muchas organizaciones se reflejan en más de una de ellas, pero este es un camino diálogico que tenemos que seguir transitando de forma colectiva; apelando a la interseccionalidad de las opresiones y las formas de abordarlas.

subtitulo: Categorias
Imagen 1, Salud y bienestar integral

1. Salud y bienestar integral: Frente a un sistema que está centrado en la acumulación de capital invisibilizando las necesidades de las personas que sostienen y son parte de este engranaje, las organizaciones que trabajan en torno al cuidado de la salud en todas sus dimensiones, mental, física y comunitaria, levantan espacios de reflexión, acompañamiento y sanación de los cuerpos individuales y sociales enfermos del sistema capitalista.

Imagen 2, Salud sexual y reproductiva

2. Salud sexual y reproductiva: Comprende el cuidado de nuestros cuerpos, el ejercicio del derecho a decidir y la construcción de la autonomía individual y colectiva. Educar a las comunidades, difundir los derechos sexuales y reproductivos, debatir sobre el aborto, entre otras, son tareas que estas organizaciones realizan para promover el cuidado de los cuerpos de mujeres y disidencias del territorio nacional.

Imagen 3, Defensa y protección de la biodiversidad y los territorios

3. Defensa y protección de la biodiversidad y los territorios: Desde una concepción de interdependencia y ecodepencia, las organizaciones luchan en contra de políticas y prácticas extractivistas, mercantilizadoras y privatizadoras de la naturaleza, la biodiversidad y los bienes comunes; promoviendo desde una noción de justicia social, ambiental, ecológica y climática, relaciones armónicas con la naturaleza y acciones destinadas a la reproducción de la vida de los territorios y maritorios.

Imagen 4, Cuidado de personas

4. Cuidado de personas: Contener, alimentar, proteger, cuidar, son acciones que a diario mujeres y disidencias realizan para garantizar la reproducción de la vida. El cuidado de personas es un derecho del cual estas organizaciones se hacen cargo, frente a la falta de políticas públicas, de manera digna para que todo ser, independiente de su condición lleve una vida en dignidad. 4.1. cuidados de infancias y juventudes 4.2. cuidados de personas mayores 4.3. cuidado de personas en situación de dependencia permanente 4.4. redes de acompañamiento a mujeres violentadas 4.5. maternidades

Imagen 5, Formación y educación popular

5. Formación y educación popular: La Formación y la Educación Popular son conceptos claves en el tema de los cuidados. Bajo una concepción liberadora, decolonial, que integra experiencias y sistemas de vida solidarios, con herramientas para reflexionar, problematizar, en el ejercicio de la crítica, las propuestas y la creatividad para planificar desde una visión común, las respuestas a las crisis que vivimos, opuestos al sistema capitalista centrado en el capital y no la vida.

Imagen 6, Soberanía alimentaria, redes de abastecimiento y agroecología

6. Soberanía alimentaria, redes de abastecimiento y agroecología: Sin tierra, agua y semillas que permitan producir los alimentos, no hay futuro que asegure una vida sana y un buen vivir de los habitantes, nos enfrentamos a una situación de hambre, si no respetamos uno de los más elementales derechos humanos: la soberanía alimentaria, y las redes que potencian la agroecología y el abastecimiento, de una producción sana y limpia, respetando los ciclos de la naturaleza y la estacionalidad de los productos agrícolas.

Imagen 7, Derechos migrantes

7. Derechos migrantes: Organizaciones que trabajan en la defensa, promoción y difusión de los derechos de las personas migrantes, desde un enfoque antirracista, intercultural y de cuidados. Reivindican el derecho a la migración, así como también concientizan sobre las violencias sistémicas que la provocan; y las vulneraciones en contextos de ilegalidad, promoviendo la regularización.

Imagen 8, Pueblos originarios

8. Pueblos originarios: Organizaciones que trabajan en la defensa, promoción y difusión de la indentidad, la cultura y los derechos de los pueblos originarios y quienes pertenecen a ellos, desde una cosmovisión del Buen Vivir (o Küme Mongen) e interculturalidad en sus procesos y acciones, combatiendo la discriminación y actitudes racistas.

Imagen 9, Derecho a la ciudad y acceso a la vivienda

9. Derecho a la ciudad y acceso a la vivienda: Vivir en condiciones dignas, tener un techo y construir un hogar, es un derecho fundamental para todo ser humano. Derecho que permite establecer condiciones materiales básicas para el ejercicio de los cuidados individuales y colectivos.

Imagen 10, Diversidades y disidencias

10. Diversidades y disidencias: Reconocer la existencia, expresión y posibilidad que las personas tienen para vivir su sexualidad, identidad y orientación sexuales, son elementos fundamentales para la promoción del respeto y la convivencia armónica en nuestra sociedad, es parte de la lucha cotidiana que llevan adelante las organizaciones del colectivo LGBTIQ+ que resisten el modelo heteropatriarcal que discrimina y violenta las diferencias.

subtitulo: Instrucciones

Para navegar en el Mapa de Cuidados Colectivos, puedes hacerlo directamente en nuestra página web o bien, a través de la aplicación Google Maps (ya sea desde un computador, tablet o celular). Desde nuestra web debes apretar el boton que se encuentra a la derecha de la ventana contenedora del mapa.

A la izquierda del mapa, vas a encontrar las 10 categorías ya descritas, si pinchas cualquiera de ellas, se despliega un listado de todas las organizaciones que integran la categoría, al mismo tiempo se verán en el mapa distintos territorios destacados en colores, que representan los lugares donde activan y trabajan estas organizaciones.

Al pinchar cualquiera de las organizaciones, se destacará con un borde blanco el o los territorios en los que dicha organización trabaja e interactua. Al mismo tiempo se desplegará una ventana con información sobre la organización: nombre, descripción, el quehacer, datos de contacto, así como las categorías de cuidados que abordan, cuyos íconos correspondientes se observan en la parte superior de dicha ventana.

En la versión de Google Maps puedes también buscar organizaciones por territorio.

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Si tu organización de dedica a algún ámbito de los cuidados de la vida y quiere ser parte del Mapa de Cuidados Colectivos, escríbenos a marchamundialchile@gmail.com

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