Por
Carla Cimarrona y Josefa Pino
marchamujeresbiobio@gmail.com
El Encuentro de Mujeres Defensoras de la vida, realizado los días 2, 3
y 4 de marzo de este año en la “Recuperación Construyendo Futuro” altura río
Rana, Curanilahue, surge como una necesidad vital y un llamado a la solidaridad
entre mujeres para reunirnos y encontrarnos entre nosotras, junto a las
compañeras de la “Recuperación Construyendo Futuro”, quienes hace dos años
recuperaron cuatro hectáreas de la Forestal Arauco. En esta recuperación las
compañeras están ejerciendo el derecho a la vivienda donde sólo hay
hacinamiento; poniendo en primer orden la tierra para quien quiere habitarla y no
para quien quiere explotarla, ejerciendo el derecho a vivir en comunidad donde
sólo hay monocultivo y sequedad.
La Recuperación cumplió
recientemente dos años desde que alrededor de 60 familias se organizaron e
iniciaron acciones sobre un terreno que utilizaba la empresa forestal para el
monocultivo de especies introducidas (pino y eucaliptus), en una comuna donde
el 94.5% de la tierra está en manos de este negocio extractivista. Han sido dos años de intensa determinación, de acampe, de construcción,
de resistencia contra la represión y contra lo económico, así como contra lo
legal.
Desde mayo de 2016, las y
los pobladores han enfrentado el continuo hostigamiento de la empresa Forestal
Arauco S.A., a través del accionar de Carabineros y el constante acoso de la
propia mafia forestal, con prácticas que se han centrado en la
individualización y criminalización de las mujeres, sobre tres de las
compañeras que llevan adelante este proceso en Curanilahue, Elvira Sánchez y
recientemente las hermanas Violeta y Alejandra Araneda. Las compañeras han
tenido que enfrentar procesos judiciales irregulares, deficientes para/con su
defensa y grandes costos económicos y emocionales. Elvira, quien ni siquiera
reside en la Recuperación sino que en solidaridad apoyó la organización, hoy se
encuentra individualizada, con antecedentes judiciales y orden de alejamiento
de la toma, además de seguir enfrentando el persistente acoso e inseguridad que
la rodea; mientras las hermanas Araneda afrontan una demanda interpuesta por la
empresa forestal que las expone a riesgos de prisión, multas, desmantelamiento
de sus casas y las responsabiliza del desalojo de la totalidad de las personas
que viven en el terreno, lo que las mantiene en estado de alerta y desasosiego.
Así, el encuentro realizado de manera autogestionada, surgió por la
necesidad de reunirnos y solidarizar con las compañeras de la “Recuperación
Construyendo Futuro”, quienes se encontraban en un momento de cansancio y
desgaste, porque sabemos que poner el cuerpo en la organización y en la lucha
produce agotamiento y porque nuestro enemigo es grande. Por todo eso, era
necesario encontrarse de manera amorosa y afectiva entre mujeres que llevan a
cabo distintas luchas, era necesario para que todas supiéramos que no estamos solas,
sino reunidas e implicadas.
Ante este llamado a encontrarnos, asistieron compañeras de distintas
organizaciones y ciudades: la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres
del Biobío y Ñuble, el Colectivo de Salud Tatu, el Círculo de Puya, la Línea
Aborto, la Red de Organizaciones Culturales Comunitarias del Biobío, la Marcha
Mundial de las Mujeres Fiofío, la Coordinadora Chorera, ANAMURI, el Colectivo
teatral Nuestras Manos, las Lesbianas y Feministas Autoconvocadas, Adelitas, el
Colectivo La Huacha, compañeras de Rari, Santiago, Valparaíso, Concepción,
Tomé, Chiguayante, Lota, Osorno, Río Bueno, Córdoba, el Bolsón, entre otras
organizaciones y lugares. Estuvieron también junto a nosotras las compañeras y
compañeros que, sin poder asistir, igualmente colaboraron en la organización y
logística, prestando artículos, facilitando instancias y coordinaciones,
expandiendo así la red que hizo posible esta actividad.
Acampamos en la Recuperación junto al Río Rana, tocándonos noche de
luna llena, acompañadas de la música y poesía de Rubí Monroy entre otras
compañeras; conmemoramos las siembras de Berta Cáceres y Macarena Valdés y
participamos juntas en las jornadas, donde nos conocimos, compartimos la comida
y algo calientito, y cruzamos nuestras historias de vida.
Dentro de
las jornadas de trabajo hubo un taller de iniciación a la autodefensa feminista
facilitado por Catalina Sime cuyo objetivo era concientizar sobre los saberes
de poder y la fuerza que cada compañera trae consigo, para luego expandirse a
preguntas como ¿Cuál y cómo es el territorio que protegemos? ¿De qué manera se
atenta contra éste? ¿Quiénes están involucrados? ¿Es posible distinguir,
claramente, al “enemigo”? ¿Qué recursos tenemos y podemos desarrollar?
Hubo también
otros dos círculos en el eje de Cuerpo, Territorio y Resistencia, facilitados
por Caro Sandoval, que invitaron a compartir relatos cotidianos de las otras,
en sus biografías y en sus historias de violencias pero también sus historias
de rebeldías, alegrías y victorias. Concientizando las afecciones y cansancios
que provoca este sistema salvaje y lo que conlleva la organización y
resistencia contra procesos de persecución y criminalización, estos círculos
instaron también al acuerpamiento.
Entre relatos, cantos y convicciones políticas, revitalizamos nuestros
cuerpos-territorios para así seguir sosteniendo, defendiendo y recuperando los
territorios-tierra que habitamos.
Este Encuentro respondió también a la necesidad política de
organizarse, articularse y visibilizar la criminalización contra las mujeres en
la lucha social, así como de reafirmar la importancia de la defensa de nuestros
cuerpos-territorios. En ese sentido se siente la sincronía y urgencia de
levantar encuentros territoriales, coordinaciones, de enlazar, sembrar,
compartir, organizarse y enfrentar juntas y juntos a un sistema que depreda
nuestros tiempos, los cuidados, la tierra, las aguas, la vida, nuestras vidas.
El trawün nos proporcionó el
espacio-tiempo para el nütram/dialogar,
conocernos y articularnos en una red de mujeres defensoras de la vida y los
territorios, que ha permitido acompañar y generar acciones en solidaridad con
las compañeras de Curanilahue, buscar apoyo judicial para enfrentar las
demandas interpuestas, visibilizar el abuso de la actividad forestal sobre los
territorios cuerpo-tierra a través de redes sociales, puntos de prensa, entre
otras acciones, y reafirmar las convicciones de las compañeras que sobrellevan
la toma.
El Encuentro de Mujeres Defensoras de la Vida llevó ese nombre precisamente
porque nos reunimos algunas de las que sabemos que este sistema enfrenta al
capital versus vida, algo que ya le ha costado la vida a compañeras como Berta
Cáceres y Macarena Valdés, cuya lucha ha sido sembrada por todo nuestro
territorio. A la luz de la reunión y la necesidad de actuar, es que este
diálogo es fruto del tejido vivo que abrió su cauce con el Encuentro, y antes
de eso, con la lucha misma de compañeras como Elvira, Violeta y Sita Ale.
¡Por la tierra, el agua y la vida, fuera las forestales!
¡Macarena Valdés semilla viva!
¡Berta Cáceres vive en el corazón de todas las rebeldías!
¡Machi Francisca Linconao inocente!
Red de Coordinación de Encuentro Mujeres Defensoras de la Vida y los
Territorios