viernes, 1 de diciembre de 2017

Entrevista a Cristina Carrasco “Estamos planteando un cambio de valores profundos, estamos yendo contra el sistema patriarcal y el capitalismo”*




Angie Mendoza
Rocío Alorda

Una de las primeras voces que décadas atrás comenzó a hablar sobre la “Economía Feminista” fue la chilena radicada en Barcelona, Cristina Carrasco, académica de la Facultad de Economía de la Universidad de Barcelona. Cristina es una de las primeras investigadoras en discutir los temas de trabajo y mujeres, y los efectos de la división sexual del trabajo en las dobles jornadas laborales de las mujeres y su aporte a los cuidados, lo que derivó en lo que actualmente se denomina “Economía Feminista”. Sus artículos son textos obligatorios para la formación feminista, más aún cuando sus reflexiones son apuestas por otro tipo de economías, en donde el centro está en la vida y no en el mercado, haciendo necesariamente una fuerte crítica al sistema patriarcal y al capitalismo.
Sin embargo, Cristina no solo es académica e investigadora sino que también es militante feminista de la Marcha Mundial de las Mujeres y ha acompañado los procesos de formación en Escuelas Internacionales, aportando en la reflexión crítica y en el desarrollo de documentos de reflexión sobre mujeres y trabajo.

En el marco del seminario “Trayectorias, agenda y escenarios actuales de la investigación de género” realizado en noviembre del 2015, conversamos con Cristina Carrasco, quien nos entregó sus reflexiones sobre el cambio que debe existir en la agenda política actual, para instalar como eje central la vida y los cuidados antes que las lógicas capitalistas y patriarcales.

¿Qué es para ti la economía feminista?
“Yo creo que la Economía Feminista se basa en tres ideas fundamentales: primero, la economía feminista rompe las barreras del mercado para incorporar todo el trabajo doméstico y de cuidados en los circuitos del trabajo, es decir, si queremos analizar la realidad de la vida de las personas, de los trabajos y de cómo subsistimos, necesariamente tenemos que tener en cuenta el trabajo doméstico y de cuidado. La economía feminista nos permite visibilizar ese trabajo y mostrar las desigualdades en el uso del tiempo y en el trabajo entre hombres y mujeres, y ver la magnitud que implica todo este trabajo. La segunda idea sería el descubrimiento del cuidado, es decir, una vez que comenzamos a investigar sobre el trabajo doméstico y la importancia del tiempo, vemos que aquí hay unos elementos subjetivos que hay que tener en cuenta: los deseos, las relaciones, los afectos, las emociones, que son parte integral de las personas por lo que no podemos solo usar la racionalidad para el análisis, ya que aquí los tiempos de relación son diferentes. Entonces, a partir de aquí surgen muchos temas a trabajar. La tercera idea, es que la economía feminista es rupturista, ya que lo que plantea es cambiar el eje central. Nuestras sociedades viven para el mercado y el beneficio privado, y nosotras planteamos que lo primero son las personas, por tanto es la lógica de la vida frente a la lógica del capital. Para lograr eso, tenemos que cambiar el eje y centrarnos en las personas donde el cuidado es un elemento fundamental –no el único- para su calidad de vida y a partir de aquí organizar la sociedad: tiempos, trabajo, cómo consumimos, etc. Tenemos puntos de encuentro con la ecología, por tanto somos interdependientes a partir de los cuidados y eco-dependientes en la naturaleza. A partir de aquí hay nuevos indicadores y estadísticas, análisis de los presupuestos desde una perspectiva de equidad de género y desarrollos de la economía en distintas líneas.
¿Cuáles crees tú que son los desafíos del movimiento feminista en abordar la economía de los cuidados?
Yo creo que estas ideas son potentes, pero hemos tenido un déficit en aplicarlas, en transformarlas en políticas públicas o en acciones ciudadanas. Supongo que esto es porque estamos planteando una cosa muy compleja y yo siempre creo que hay que hacer políticas a corto plazo -políticas transitorias para solucionar problemas concretos- y después acciones a más largo plazo. Estamos planteando un cambio de valores profundos, estamos yendo contra el sistema patriarcal y el capitalismo. Entonces creo que hay un paso que es importantísimo y que seguramente se está haciendo, que es llevar el debate a muchos lugares y a partir de ahí interiorizarlo y esto hacerlo en redes de mujeres porque el patriarcado es muy duro. Yo creo que la interiorización y el creérnoslo nos hacen actuar de una manera distinta porque analizas las políticas desde estas otras miradas. Aunque sean pequeñas cosas que vayan en esa línea, yo creo que hay que empezar a hacerlas, pero esas dependen del lugar, del país, del contexto en que cada una de nosotras se está moviendo.
Tú haces un análisis a propósito de la crisis económica en Europa y señalas “no podemos tener un mundo sustentable lleno de esclavos porque lo que urge es que los países debatan como eje central el tema de los cuidados”. ¿Cómo crees tú que las feministas podemos intencionar ese debate para instalar el tema de los cuidados como un elemento central de la discusión política?
Más que hablar sobre el “tema de los cuidados”, yo lo llamaría “una vida buena, una vida digna, el vivir bien”. El punto es que vamos repitiendo cualquiera de estos nombres pero no tenemos muy claro qué queremos decir, entonces creo que ahí falta un debate en donde pongamos la vida de las personas en el centro. En esa discusión los cuidados son un elemento, pero también hay otros como como el cuidado a la naturaleza, qué producimos para que las personas satisfagan sus necesidades pero sin contaminar y bajando nuestro consumo. Entonces, yo creo que debemos situar a la vida en el centro, discutir qué significa una buena vida y buscar alianzas. Cuando yo debato estas cosas muchas personas dicen “bueno, si para un buen vivir necesitamos un buen nivel de salud, educación, alimentación” y te nombran una serie de cosas pero los cuidados no aparecen. Entonces ahí nosotras decimos que una de las cosas fundamentales para una buena vida implica que la gente esté bien cuidada en los distintos momentos de su vida.
¿Y quién se hace cargo de ese cuidado. Debe ser una triangulación sociedad - Estado - individuo?
Los cuidados pueden ser parte del Estado, las personas -hombres y mujeres- de todas las edades que estén en condiciones de hacerlo y puede haber servicios comunitarios. Y en eso las mujeres tenemos mucha experiencia porque las redes de mujeres han existido de toda la vida. Ahora, el tema es lograr eso pero que no quede en un tema solo de mujeres. Por eso hay que debatirlo socialmente para que se reparta entre hombres y mujeres, pero que se tome como un tema social y político cómo cuidamos a nuestra población. Y hay un margen de elección, si alguien se quiere quedar cuidando pues perfecto y si prefieres la guardería y no la cosa comunitaria, está bien. Lo que quiero decir, es que las vidas son diferentes pero deben existir todas las posibilidades por eso requiere ponerlo en un primer punto de la agenda porque es un debate social y político, fundamentalmente.
En Chile hemos empezado a trabajar y discutir sobre Economía Feminista a propósito de la visibilización del aporte de las mujeres a la economía, y desde los sectores rurales a propósito de la soberanía alimentaria. Ahí esos temas que tú señalas se articulan de manera interesante porque existen experiencias de nuevas formas de vivir bien. ¿Qué te parece esa experiencia en que las mujeres comienzan a reconocerse como trabajadoras y valorar su trabajo y el aporte que son para las economías locales y nacionales?
Yo creo que hay una cosa muy capitalista que es haberle dado valor al trabajo de la industria y no darle valor al trabajo del campo, cuando en el fondo todos vivimos del campo porque la alimentación en gran parte viene de ahí. Yo nunca he hecho estudios sobre el campo porque en Europa está muy industrializado, entonces no es el campo de aquí. Pero yo le tengo mucho cariño a esta forma de trabajar porque es una forma similar a la de antes del capitalismo, o sea del siglo XVII, en que hombres y mujeres trabajaban de esa manera guiados por la naturaleza. Cuando se creó la máquina esa forma de trabajo se desvalorizó. Lo importante es que todo el mundo -hombres y mujeres- valoráramos eso así como las mujeres urbanas valoremos el campo.

Frases para destacar:
“Nosotras planteamos que lo primero son las personas, por tanto es la lógica de la vida frente a la lógica del capital”

* Entrevista a Cristina Carrasco Bengoa sobre Economía Feminista


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