martes, 12 de diciembre de 2017

El maltrato y la trata de mujeres: chilenas y migrantes esclavas del capital


TRIBUNAL ÉTICO

Mafalda Galdames


La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, ANAMURI, junto a la Marcha Mundial de las Mujeres convocaron al Tribunal Ético Internacional que se realizó el día 24 de Noviembre en el Museo de la Educación Gabriela Mistral.

El Tribunal Ético de ANAMURI, nace como respuesta y se suma a la campaña internacional “Fin a la violencia hacia las mujeres del campo” de CLOC-Vía Campesina, en el marco del Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres que se conmemora cada 25 de noviembre.
Esta octava versión del tribunal se denominó Contra la violencia y trata de mujeres: Chilenas y migrantes esclavas del capital”, y los ejes tratados fueron la migración, la violencia y la trata de personas. Desde sus inicios el objetivo de este espacio fue contribuir a visibilizar y denunciar la vulneración de los derechos de las mujeres trabajadoras que desde hace décadas viene profundizándose en las condiciones de precariedad y flexibilidad laboral, lo que ha aumentado la feminización de la pobreza.
En nuestro país, la migración no es un fenómeno nuevo, aunque durante la última década se ha incrementado fuertemente con la llegada de hombres y mujeres migrantes provenientes de distintos lugares de Centroamérica y el Caribe, mayoritariamente haitianos. Estos últimos son los que se encuentran en una condición de mayor vulnerabilidad al tener significativas diferencias en el lenguaje, color de piel y cultura, lo que ha derivado en una serie de hechos violentos y discriminatorios desde un sector de la sociedad chilena, cuyo racismo se ha manifestado a través de los diversos mitos construidos sobre los procesos de migración, pero que además ha dejado en evidencia la falta de una política migratoria desde el Estado chileno, eficaz y pertinente a nuestros tiempos, que integre un conjunto de medidas para satisfacer necesidades urgentes de salud, vivienda, educación y nutrición para una población que llega buscando una solución o una respuesta a la precariedad y orfandad que dejan en sus propios territorios y que claramente no encuentran al llegar a nuestro país, aumentando el colapso institucional que ya existe en los ministerios correspondientes que no dan abasto para enfrentar medidas emergentes, por ejemplo desde la infraestructura y la atención de profesionales y personal a cargo en los servicios de urgencia y hospitalarios que atienden a los sectores más precarizados y vulnerables de la población nacional o extranjera. Por otro lado, la mano de obra migrante es altamente cotizada por el empresariado, que abusa y explota, esepcialmente de miles de mujeres, con salarios bajos, malas condiciones laborales, inexistencia de contratos, entre otros.
Este Tribunal Ético de carácter internacional se realizo una vez más en el marco del “Día Internacional de la No Violencia en contra de las Mujeres” y especial connotación tuvo la presencia de nuestras delegadas internacionales que participando en la Reunión del Comité Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, en esa semana en Chile, se sumaron a testimoniar desde sus diferentes experiencias los relatos que trajeron para aportar a esta jornada de denuncia sobre los atropellos a sus elementales derechos. Fue así como tres continentes se hicieron presentes en las voces de Ana María Nemezo, quien habló en representación de la región de Asia y particularmente de las mujeres de Filipinas; Sofia Ayoo Oguto, de Kenia, que expuso sobre la difícil convivencia de las mujeres en su región de Africa, y Emilia Castro de Quebec, representando a Las Américas. En el jurado del tribunal, representando a la Marcha Mundial de las Mujeres, participó Nalú Faria, de la Coordinación de Brasil.
Emilia Castro, representante de Quebec, en la Coordinación de las Américas de la Marcha Mundial de las Mujeres, expuso lo siguiente:

Antes de comenzar quisiera agradecer ANAMURI y a la MMM de Chile por la invitación a participar a este encuentro. Es un gran placer poder estar compartiendo con Uds. en este Tribunal Ético. Desde hace mucho tiempo que sigo las acciones y el trabajo de la Marcha en Chile y es con mucho orgullo que a través de ese tiempo hemos establecido lazos solidarios comunes a pesar de la distancia.
La Marcha Mundial de las Mujeres es un movimiento que lucha contra la pobreza y la violencia hacia las mujeres, y por derechos de vida y trabajo de las mujeres. Por eso quisiera compartir con Uds. la situación de las mujeres del Quebec, de las trabajadoras; es muy importante porque tenemos que comprender que a pesar de la lejanía compartimos realidades semejantes, ya que a pesar de nuestras diferencias culturales, políticas y económicas, vivimos en el mismo sistema que es capitalista, colonialista y patriarcal.
Esta realidad común nos permitió a las mujeres del Quebec en el año 1998 lanzar este proyecto de fundar la Marcha Mundial de las Mujeres en el primer encuentro internacional que tuvo lugar en la ciudad de Montreal de la provincia de Quebec. La pobreza y la violencia fueron los grandes ejes con los cuales decidimos ponernos en marcha. Es a partir de mi experiencia como militante sindical y feminista por más de 40 años en el Quebec que he preparado este testimonio.
Las mujeres del Quebec históricamente, como en todas partes del mundo, se han movilizado para obtener derechos que les permitan participar plenamente como sujetas políticas. Nada se les ha dado de manera gratuita, todo ha sido esfuerzo de acciones, de luchas colectivas. En Quebec que es la provincia francófona de Canadá, se obtuvo el derecho a votar solamente en 1940, fue la última provincia en Canadá en votar una ley que permitiera concretizar este derecho. La primera provincia fue Manitoba en 1918. El poder de la iglesia católica en Quebec era muy importante, lo que impedía obtener entre otras cosas este derecho e iniciar el camino de la emancipación de las mujeres, este poder de la iglesia católica marcó profundamente la opresión de las mujeres de la misma manera que lo hicieron en otras partes del mundo. Las mujeres se movilizaron para poder ser reconocidas en primer lugar como personas.
El acceso al voto permitió hacer avanzar leyes en su favor. Marie-Claire Kirkland fue la primera mujer elegida en el parlamento en el Quebec en 1961. Ella hace avanzar la capacidad jurídica de la mujer casada. Pero es solamente en 1976 que la femme (mujer) obtiene plenamente el reconocimiento jurídico en la carta de los derechos y libertades de la persona del Quebec.
Históricamente no es demasiado tiempo si lo comparamos con otros procesos en otras regiones del mundo, pero lo importante es haber comenzado a marchar, a emprender el camino de la autonomía de las mujeres en todos los niveles. El camino de nuestra liberación.
No podemos negar que hemos efectuado enormes progresos en lo que se trata el lugar de las mujeres en la sociedad y sus condiciones de vida, pero estos avances son frágiles, por lo cual tenemos que estar en un estado de permanente vigilancia para no perderlos.
Otro punto importante de mi presentación es la situación de las mujeres indígenas del Canadá.
Primeras naciones es el nombre utilizado para nombrar a los pueblos indígenas en el Canadá. Existen 634 naciones que utilizan más de 50 idiomas distintos, estos pueblos son los primeros ocupantes del territorio, en Quebec existen 40 colectividades reagrupadas en 10 naciones, existe la comunidad Inuit repartida en 15 colectividades. Importa mencionar esta cifra para que puedan ver la importancia de estos pueblos, pueblos que han sufrido abusos, racismo y exclusión. Un ejemplo fue el proceso llamado de civilización que el gobierno emprendió entre 1831 y 1996. El gobierno, obligaba a quitarle los niños a sus familias, muchas veces de manera violenta para enviarlos muy lejos, de sus familias y territorios, a internados donde se les prohibía hablar sus idiomas, con el objetivo de que estos niños y niñas olvidaran completamente sus raíces, sus culturas. Existieron muchos casos de abusos sexuales y de violencia y hasta el día de hoy se pide justicia.
Obtuvieron el voto en 1969, pero existió durante muchos años una profunda indiferencia de los problemas graves que conocen esas naciones. Los niños tienen una diferencia de aprendizajes a partir de la escuela primaria, que se refleja igualmente en la escuela secundaria.
Las mujeres indígenas son más escolarizadas que los hombres y a pesar que desde 1998 ellas participan mayoritariamente en el mercado de trabajo, ganan sueldos inferiores que los hombres indígenas. Ellas conocen la violencia conyugal, abusos sexuales, la discriminación, la pobreza, en muchos casos ellas son las responsables de sus familias, sus comunidades tienen un alto porcentaje de suicidios y de cesantía. Un drama que se vive actualmente en Canadá es el de las mujeres indígenas que mueren o están desaparecidas, son 1.181 las que han desaparecido entre 1980 y 2012, sólo se ha encontrado el 90% de los cuerpos. Estas mujeres fueron asesinadas porque eran mujeres. Durante mucho tiempo el gobierno no quiso enterarse de este drama, asistimos a lo que se conoce como un feminicidio como el que existió en ciudad Juárez.
Es por eso que se reivindicó una comisión investigadora sobre la situación de mujeres indígenas desaparecidas o asesinadas que el antiguo gobierno conservador se negó a realizar. El gobierno liberal actual aceptó la creación de esta comisión. A pesar que no ha avanzado lo suficiente esperamos que se pueda encontrar la verdad.
Como una compañera Lucie Lamarche ha escrito: Las mujeres indígenas no son sólo víctimas de violencia. Son mujeres víctimas de violencia sistemática, de racismo y en una palabra fuerte, de una opresión colonial histórica.
La Casa Messinak de mi ciudad les envía este símbolo para compartir esta triste realidad, pero también la esperanza que crea la solidaridad entre las miembros de la Marcha. Es el símbolo de vestidos rojos hecho por la artista Jaimei Black para simbolizar la lucha que se lleva en nombre de las mujeres indígenas.
Me pidieron que hablara de la situación de las trabajadoras en el Quebec, pero considero que es importante hacer una breve introducción general antes de entrar a la situación de las mujeres trabajadoras.
Las mujeres en todos los tiempos han constituido una fuente de mano de obra abundante que los patrones utilizaban alegremente durante la industrialización del siglo XIX, las jóvenes y las mujeres adultas trabajaban principalmente en la industria textil, de vestuario, a sueldos dos veces menores que los de los hombres. Profundas luchas fueron llevadas para mejorar las condiciones difíciles en las cuales ellas trabajaban, la mayoría eran mujeres migrantes, Lea Roback, una judía de origen pilonais y Madelaine Parent, dos militantes feministas fundaron sindicatos y resistieron a los ataques de las asociaciones patronales. Ellas tienen nuestro reconocimiento por su trabajo extraordinario.
Las mujeres del Quebec se pocisionaron en el mercado de trabajo durante el periodo que se llamó de revolución tranquila. En las últimas tres décadas el mercado de trabajo fue marcado por la entrada progresiva de las mujeres, ellas han hecho un gran avance en este sentido para poder obtener una igualdad con los hombres. Esto se hace en un contexto donde las mujeres se hacen presentes con una escolaridad que sobrepasa la de los hombres. Inclusive las obligaciones familiares no han impedido el acceso al mercado de trabajo, pero las encontramos en empleos atípicos, eso quiere decir empleos no permanentes y a tiempo parcial, en los sectores de servicio a favor de la tercerización de la economía, el crecimiento marcado del empleo de las mujeres se traduce en el sector del trabajo autónomo, alrededor de un 40% de trabajos que son precarios. Los hombres ganan porcentualmente 2,93 pesos más que las mujeres.
A pesar de los progresos económicos y sociales que el Quebec ha conocido desde 1925, a partir de la aplicación de la primera ley quebequense que fija el nivel del sueldo en ocurrencia al de las mujeres, nuestra sociedad tiene siempre problemas de pobreza, de exclusión y discriminación hacia muchos grupos, en particular las mujeres. Son las mujeres que constituyen la mayoría de personas que tocan el salario mínimo, se encuentran igualmente las personas discapacitadas y las personas migrantes, pero el salario mínimo no permite vivir ni cubrir los gastos esenciales, es por eso que venimos haciendo una campaña con los movimientos sociales donde encontramos los sindicatos, los grupos de defensa de los derechos de los más precarios, esta campaña se ha emprendido igualmente en los Estados Unidos. Es importante no sólo para proteger a las trabajadoras y los trabajadores contra los bajos salarios, sino también para permitirles participar en la riqueza colectiva. El salario mínimo es de 11,25$ la hora y nuestra demanda es aumentar a 15$ la hora.
El movimiento de mujeres participa de esta campaña como lo hizo en 1995 durante la marcha de Pan y Rosas cuando pedía al interior de sus demandas una ley de equidad salarial para las trabajadoras, ley que conseguimos en 1996.
El neoliberalismo ha golpeado fuertemente el Quebec como en todos lados del mundo y es importante comprender los lazos que existen entre esta corriente ideológica y la mercantilización de los servicios públicos y los servicios de educación. Los gobiernos sucesivos en Quebec se han dado como objetivo atacar los logros sociales que afectan directamente a las mujeres.
Las mujeres se organizan, se forman para comprender los impactos de este sistema para poder elaborar planes de acción. Ellas desarrollan solidaridades y cabe destacar el apoyo a las mujeres inmigrantes, las cuales están viviendo actualmente situaciones de racismo cada día más fuerte, sobre todo de parte de grupos organizados de extrema derecha. El Quebec siempre fue muy solidario con los migrantes, pero en el contexto actual no estamos protegidas frente a las corrientes del país vecino, es por eso que hemos empezado a desarrollar un trabajo militante por la inclusión real de miles de personas migrantes, trabajamos con los grupos que efectúan un trabajo específico para la inclusión. Cabe decir que el Canadá, el Quebec, necesita la mano de obra de los migrantes para integrar el mercado de trabajo. Estamos viviendo una paradoja, de un lado se necesita mano de obra para la economía y de otro, los grupos piden el cierre de las fronteras. Nosotras decimos también que tenemos que demostrar humanismo sobre todo cuando estas personas llegan de campos de refugiados. Esta es una realidad en muchos países del mundo a la cual no escapa el Quebec y el Canadá.
Mi testimonio es un sobrevuelo de la situación, les puedo decir que en nuestra coordinación nacional de la Marcha se encuentran como miembros los grupos de mujeres de todas las regiones del Quebec, los comités de condición femenina de todas las organizaciones sindicales, grupos de la diversidad, etc. Lo que le da fuerza a nuestro movimiento y nos permite resistir al neoliberalismo. Pero vivimos un período de incertidumbre, es por eso que las campañas a nivel de las Américas son tan importantes. Es lo que vivimos la semana pasada en la Jornada Continental contra el Neoliberalismo y por la Democracia en Montevideo, además de lo que se vive esta semana en Chile con la reunión del Comité Internacional de la Marcha.
Compañeras, la Marcha Mundial de las Mujeres es el movimiento que nos permite crear solidaridades y pasar a la acción porque creemos que otro mundo es posible.


¡Seguiremos en marcha hasta que todas seamos libres!



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