Entrevistadoras: Angie Mendoza, Silvia Carradori y Eliza Negrete de la
Marcha Mundial de las Mujeres-Chile.
Transcripción: Mafalda Galdames.
“Yo soy Ochy Curiel, nací en República
Dominicana, actualmente vivo en Colombia, después de haber pasado como migrante
por diversos países, soy activista lesbo-feminista, antirracista decolonial,
también soy artista y cantautora, en Bogotá tenemos una batucada, que también
es feminista radical y cuando decimos que es feminista radical quiere decir que
nos enfocamos a todas las opresiones no solamente a una”.
Con esas palabras se presenta la
destacada feminista dominicana, Ochy Curiel, a quien entrevistamos en el marco
del Encuentro Feminista de Arica, realizado desde el 24 al 27 de noviembre del
2016, después de intensas jornadas de discusión feminista. El encuentro contó
con importantes organizaciones y feministas tales como Yuderkys Espinoza,
Colectivo de Mujeres Luanda, Colectivo Lesbofeminista de Bolivia y de todo
Chile. A continuación, presentamos sus principales reflexiones en torno
al feminismo decolonial, sus expresiones en América Latina y los desafíos
frente al avance de la derecha en el continente.
¿Cómo defines el
feminismo?
Para mí, el feminismo es, en una
propuesta general, primero una propuesta ético política de emancipación, es
también una teoría crítica, porque la academia nunca ha considerado -o ha
considerado muy poco- el feminismo como parte de la teoría crítica, sino
simplemente como activismo, es una apuesta de acción colectiva que partió en
sus inicios de entender cómo se daba la opresión de las mujeres, eso se ha ido
complejizando, por tanto no podemos hablar solamente del feminismo, sino que
hay diferentes posiciones para ser feministas, diferentes estrategias políticas,
diferentes maneras de hacer esas prácticas. Obviamente es un movimiento social
porque tiene acción colectiva articulada, y además acción articulada no
solamente a nivel local, sino también nacional e internacional, que busca
dependiendo de cual corriente, por lo menos desenmascarar cómo fue y ha sido
que se ha dado históricamente, en diferentes sociedades inclusive, esa opresión
que tiene que ver con la cuestión sexo género.
Obviamente hay otros feminismos, el
feminismo negro por ejemplo plantea que no solamente se trata de opresión de
las mujeres, sino también que el racismo es clave para entender ciertas
opresiones de ciertas mujeres, en este caso racializadas, desde el no
privilegio, como las mujeres afro e indígenas en nuestro continente, en otro
continente son otros grupos, o como por ejemplo el aporte del feminismo
marxista en que el tema de la clase fue fundamental para entender el tema del
trabajo y todo lo que significa el trabajo doméstico, y además como esos grupos
llamados socialmente tenían que ver también como un sostén de la sociedad
capitalista. A partir de allí hay muchas otras corrientes más contemporáneas, el
post estructuralismo, el post colonial y actualmente la corriente -por lo menos
en América Latina- que de alguna manera recoge ciertos feminismos críticos, como
es el feminismo negro, como es el feminismo de compañeras indígenas o de origen
indígena, compañeras que han planteado un feminismo postcolonial y que cuestionan
la acción discursiva y de las políticas que se tienen de norte a sur. También
recoge el planteamiento lesbo-feminista que tiene que ver con entender el régimen
de la sexualidad como un sistema de opresión con sus particularidades pero que
se articula unido a otros, entonces cuando se hace la pregunta ¿qué es el
feminismo? hoy se hace compleja, porque hay muchas respuestas también
dependiendo del lugar y de la corriente que está respondiendo.
Pero yo creo que tenemos puntos
en común frente a una acción colectiva, o una teoría crítica también pasa por
la ética, porque tiene que ver con las transformaciones personales y colectivas
que hacemos en torno a las relaciones de poder y en un movimiento social con
alcance inclusive transnacional.
¿Qué es el feminismo
decolonial?
El feminismo decolonial parte de
entender, primero que América fue construida desde la centralidad de Europa en
una relación capitalismo, modernidad y colonialismo, es decir hace una
relectura de la historia, ¿qué son estos pueblos nuestros y que no?, ya sabemos
a partir de las luchas indígenas y negras que esto no fue un descubrimiento,
sino que fue una colonización, y entender que fue una colonización para
sustentar el capitalismo mundial a partir de una lógica de modernidad mundial
donde el centro o el paradigma era el hombre occidental, blanco, heterosexual, católico,
padre, ha significado que ciertos grupos han sido considerados como humanos y otros
como no humanos. El humano era el paradigma de la modernidad y los no humanos
eran los campesinos, indígenas, afro, empobrecidos, etc.
Ese es el primer análisis que
hace el feminismo decolonial, y obviamente a partir de ahí entender como esto
que sucede desde 1492 tiene efectos hasta el día de hoy, de manera
contemporánea. Eso lo podemos ver por ejemplo en las políticas neocoloniales y
extractivistas en nuestros territorios, en los que fundamentalmente se afecta a
indígenas y campesinos, es más o menos lo que pasó en 1492, pero hoy sigue en
nuestra contemporaneidad. Pero además lo que pasó en el feminismo decolonial es
que recoge muchas de las corrientes críticas del feminismo, como el feminismo
negro, del que se recoge que no es posible pensar la opresión de las mujeres
sin considerar el racismo, el clasismo, la geopolítica, es decir, el género no
nos basta para explicar eso. También, los aportes lesbo-feministas sobre el
régimen de la sexualidad, no sólo como una sexualidad disidente, sino que esto
tuvo que ver con la inclusión de los estados nacionales, o sea lo que era el
territorio y la nación está basado en la familia nuclear, en la pareja; como
pensarnos dueños del otro o de la otra en el tema de la sexualidad y de las
emociones, del supuesto amor que es una construcción ideológica, ello no
solamente ha traspasado la mente y las relaciones lésbicas y en la cama, sino
que ha traspasado todo tipo de relaciones que al fin terminan incluyendo la
económicas, sobre quien tiene la propiedad, etc.
Yo creo que también recoge en
buena parte los saberes indígenas, recoge buena parte de la historia oral como
parte de ese conocimiento que cuestiona mucho la teoría, cómo siempre esa
modernidad ha dicho que el conocimiento está centrado en sujetos hombres
heterosexuales. Nosotras recuperamos el saber de los pueblos, y dentro de ese
saber nosotras recuperamos el saber de las mujeres, que han sido dentro de los
pueblos las más excluidas y eso tiene que ver también con nuestra práctica
política, es decir, nuestra apuesta no es sólo teórica sino que esa teoría ha
salido de las prácticas lesbo-feministas.
Por eso recojo parte de las
teorías de las propuestas afro y de las mujeres indígenas del feminismo
autónomo del cual formamos parte, en el sentido de cómo el Banco Mundial y el FMI
han tenido que ver con las políticas mundiales y cómo el feminismo institucional
ha recogido esa lógica. Para nosotras es importante la autogestión, no depender
del Estado ni de los partidos, la creación colectiva a partir del consenso, entender
que cada una de nosotras tiene que ver con un saber y ponerlo en la
colectividad, eso es ser coherente con lo decolonial.
Otra cosa muy importante con el
feminismo decolonial es cómo hacemos la política, por ejemplo para mí, una cosa
muy importante es poner la batucada en Bogotá, que tenemos que enfocarla a
todas las opresiones, esa parte que motiva con los tambores, lo importante es
que hacemos la reflexión en la calle, colocamos las consignas, pero también de-colocamos
la escritura, como dice la academia es importante escribir, pero pensamos que
hay muchas otras maneras de escribir de como lo hace la academia, creemos que
hay otras muchas maneras de escribir más radicales, entonces el feminismo decolonial
es toda una crítica a lo que significó la modernidad, el capitalismo, racismo,
clasismo, heterosexismo que trajo consigo.
También es una crítica a ciertos feminismos
hegemónicos que piensan que las mujeres hacemos todo eso de que todos los
hombres son nuestros enemigos, nosotras pensamos hacer alianzas con los
movimientos de grupos indígenas y de grupos afro porque también viven la opresión,
no la misma nuestra, pero también por eso hay que ver la posibilidad de
alianzas políticas, que tenemos que hacer en este mundo tan jodido y que cada
vez está más complicado con la toma de la derecha por todos lados.
¿Cuáles crees que son
los desafíos para seguir construyendo este feminismo decolonial con los movimientos
de mujeres y feministas hoy? ¿Cómo piensas que nosotras debemos repensar este
feminismo decolonial?
Lo primero a que invita el
feminismo decolonial es a releer la historia, ese es el primer ejercicio, por
eso yo me hice decolonial, porque lo entendía como primera experiencia de mujer
racializada, y el no privilegio como mujer afro-descendiente. Porque entiendo
que todas las mujeres se encuentran racializadas y en ese espacio del privilegio
y no privilegio, porque yo soy una mujer negra. ¿Por qué yo soy una mujer
afro-descendiente? esa es la primera pregunta que nos tenemos que hacer y a la
primera conclusión que yo he llegado es, porque se instaló el colonialismo y a
la gente africana esclavizada se le consideraba como no humana. Entonces yo veo
en mi propia historia esa no humanidad, como se fue construyendo no solamente
conmigo sino con otros y otras. Igualmente con la población indígena, qué ha
significado el mestizaje en América y el Caribe, porque más allá de que uno sea
mestiza, del color, de la mezcla, el mestizaje se instaló como una política
racista para construir los estados nacionales y eso tiene explicaciones en el
continente, pero también a nivel local, porque ¿quiénes sustentan la mayoría de
las riquezas de América Latina?, son blancos o son poblaciones mestizas, no son
poblaciones indígenas ni negras, por eso yo creo que lo primero a que invita el
feminismo decolonial es a releer la historia, o sea, cómo se fueron instalando todas
estas opresiones, racismo, colonialismo, heterosexismo, eso es lo que nos da
pistas para entender cómo hacer el feminismo decolonial hoy y entender los
fenómenos contemporáneos hoy, como el extractivismo, porque nos están matando a
la mayoría de los líderes y lideresas indígenas, esto no es casual, porque es la
manera en que opera el sistema colonial, que ha sido parte de la colonialidad
contemporánea.
Además yo creo que invita en
seguir problematizando el sujeto del feminismo, las feministas negras ya lo
venimos problematizando hace tiempo, no se puede hablar del sujeto singular,
sino que hay muchas mujeres, pero más que hablar de la diversidad de las
mujeres, es entender cómo se dan estas opresiones que además al interior del
feminismo se siguieron produciendo. Obviamente, el proyecto al que invita el
feminismo decolonial es a pensar un mundo posible donde no haya desigualdades,
por eso las feministas no podemos negarnos a la tarea, sobre todo en este
continente en que la única tarea son los derechos sexuales y reproductivos, yo
creo que no, ya ha pasado un tiempo, o como por ejemplo la lucha lésbica por el
tema de la sexualidad, yo creo que ya no da y estamos algunas en ese camino
porque eso significa además construir unas alianzas políticas con los hombres,
muy importantes en estos momentos.
Además el feminismo decolonial
invita a ser felices. “Porque esa parte
de la historia, esa parte de la política comprometida con el pueblo, con sus
luchas, incita a asumir la historia con mucha alegría como posibilidad de
resistencia”.
Esa vaina está muy cabrona, ahora
con esta subida de la derecha en todos los países, ahora con Trump donde el
racismo se va a disparar a niveles impresionantes, como creo yo que nunca ha
habido, nos invita también a rearticularnos y ponernos en escena, que la
alegría sea también una práctica política, y obviamente invita también a hacer
prácticas políticas, esto de las conferencias, de las charlas y de los cursos
aburridos ya no da, hay que hacerlos de otra manera, con mucha creatividad y yo
creo que los pueblos latinoamericanos y caribeños ya lo hicieron, es hora de retomar
parte de las luchas y de nuestras resistencias.
Muchas gracias.
Un Placer.