jueves, 1 de diciembre de 2016

La formación feminista, una acción permanente



Rocío Alorda Zelada
MMM-Chile/Periodista

Marchantes de Brasil, Argentina y Paraguay se reunieron en diciembre del año pasado en Santiago de Chile, para compartir con sus pares nacionales en la segunda escuela Cono Sur de la Marcha Mundial de las Mujeres, que en esta edición puso en el centro las “Violencias y resistencias feministas en el continente, una mirada desde la interseccionalidad”.

En esta actividad participaron representantes de CONAMURI de Paraguay, de la MMM de Brasil y de Pañuelos en Rebeldía de Argentina, además de organizaciones aliadas como la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, ANAMURI; la Coordinadora Feministas en Lucha, CFL; La Alzada; Colectivo Rangintulewfü; Colectivo Viento Sur, entre otras. Así, durante tres días las representantes feministas pudieron compartir reflexiones y experiencias de acción frente a las diversas formas de violencia que les afectan, a fin de contribuir con el proceso de formación de la Marcha Mundial de las Mujeres en la región.

Tres días de reflexiones sin fronteras

La posibilidad única de reunir a representantes feministas del Cono Sur, permitió poner en común experiencias y aprendizajes de organizaciones que llevan por años una importante lucha antipatriarcal en sus países. Así, la apertura de la Escuela fue realizada por la dirigenta de ANAMURI, Alicia Muñoz, quien se refirió a las resistencias que las mujeres campesinas e indígenas llevan a cabo en territorios violentados, y especialmente a la experiencia del Tribunal Ético realizado en la ciudad de Cañete, Región del Bío-Bío.

Tal como explicó Alicia, “este Tribunal Ético quiso contribuir a visibilizar y denunciar la vulneración de los derechos humanos que ocurre en comunidades del territorio ancestral del pueblo mapuche, generada por una política institucionalizada de violencia contra la mujer mapuche, niños y niñas, fomentada y exigida por el capital nacional y transnacional, y que proviene de un continuo histórico de dominación”. En ese contexto, explicó que en dicho territorio ancestral existe un alto nivel de violencia estatal y empresarial que se manifiesta en “la criminalización de toda manifestación de ejercicio legítimo de derechos, catalogándolos como actos terroristas o a lo menos subversivos; en insultos racistas, disparos a quemarropa, secuestros, durante manifestaciones y allanamientos; en el respaldo del Estado a la invasión forestal e hidroeléctrica a manos del capital nacional y transnacional y la militarización del territorio”.

La gran experiencia del Tribunal Ético, fue el marco que permitió abrir una rica reflexión sobre los contextos regionales, donde cada delegación analizó las principales situaciones de violencia que se dan en sus territorios, así como las alternativas de resistencia que desarrollan las organizaciones feministas.  Las reflexiones tuvieron puntos comunes referidos a la violencia patriarcal que es estructural en los cuatro países y que se refleja en la presencia de empresas transnacionales de monocultivos, agronegocios, proyectos hidroeléctricos y mineros, etc., que dañan al medio ambiente, las comunidades y la vida de las mujeres.

En ese sentido, desde Paraguay destacaron la lucha de las mujeres campesinas contra las empresas de soya y ganaderas que limitan la soberanía alimentaria de las comunidades; la representante de Argentina relevó la articulación sindical que las mujeres han llevado adelante para denunciar la vulneración de sus derechos laborales; desde Brasil indicaron cómo la corrupción política-empresarial derrocó al gobierno democrático de la Presidenta Dilma Rousseff, generando un gran retroceso en derechos; mientras que las compañeras chilenas comentaron la violencia estatal y económica que se da en los territorios mapuche, así como la criminalización de las comunidades que defienden sus tierras.

La apertura del segundo día estuvo a cargo de la feminista mexicana Fernanda Latani, quien presentó las “Experiencias de resistencias de las mujeres zapotecas” en México, en una muestra de cómo las mujeres luchan contra la instalación de megaproyectos eólicos en el Istmo de Tehuantepec. En esta jornada además, representantes de diversas organizaciones y de la MMM entregaron interesantes reflexiones sobre los siguientes temas: militarización y territorios en conflictos; lesbofobia y racismo; extractivismo y medio ambiente; violencia sexual; violencia simbólica en medios de comunicación y educación; y violencia económica. Las propuestas generadas se transformaron en acciones feministas que finalizaron con una agenda política de la Marcha y organizaciones hermanas.

(De)-construir el feminismo entre todxs

Las expresiones actuales del patriarcado en sus versiones económicas y culturales son múltiples y se reorganizan constantemente. En los territorios, en las urbes, así como en los diversos espacios en donde las mujeres se expresan, es posible encontrar prácticas violentas, muchas veces difíciles de resistir. Por ese constante reordenamiento patriarcal es importante que la formación feminista sea una acción también constante, capaz de generar lecturas a tiempo sobre las nuevas estrategias del binomio capitalismo-patriarcado.

Pero sabemos que si hay muchas expresiones de machismo, habrá muchas formas de articularse contra él desde el conocimiento y la acción. Así reflexiona Mafalda Galdames, destacada formadora social y coordinadora regional de la Marcha Mundial de las Mujeres de las Américas, quien indica que “la importancia de la formación feminista, es que somos mujeres que pertenecemos a diferentes organizaciones y colectivos que tenemos temáticas comunes que defendemos dentro de los movimientos sociales, también radica en que nosotras las mujeres de la MMM, no pensamos que existe un planteamiento único y acabado sobre el feminismo, tenemos diversos enfoques que provienen de una raíz común que es la opresión clasista y patriarcal, por eso las miradas provienen desde su origen común al de los pueblos originarios y sus comunidades indígenas, también está el mestizaje y las formas de opresión  que otorga la clase económica dominante y la identidad sexual que no acepta los cánones hetero-normativos”. Para Mafalda esta formación nos permite conocer esas otras miradas y aprender a respetarnos en nuestra diversidad, “las mujeres mapuche nos dicen de-colonizar el pensamiento y nosotras hablamos de luchar contra el patriarcado, en algún punto ambas estamos de acuerdo, que la violencia estructural  está  cimentada sobre la opresión y violencia que se ejerce hacia las mujeres, que tenemos que hablar desde nosotras y no repetir esquemas estereotipados y que las experiencias también nos señalan caminos que van formando nuestras propias identidades feministas”.

Esta Escuela Cono Sur ha querido seguir construyendo acciones feministas en diálogo constante con compañeras de otros países, porque ahí radica la posibilidad de revisar nuestro quehacer y mirarlo junto a otras, de manera tal de ver cómo en muchos y diversos territorios las luchas son comunes a pesar de las diferencias que al parecer existen entre cada nación. Así lo explica Cony Oviedo de CONAMURI- Paraguay: “nos juntamos entre mujeres, entre hermanas feministas no sólo a pensar cómo podemos hacer para que todas, toditas podamos liberarnos al fin de tanta opresión, de tanta violencia, de tanta desigualdad. Tomadas de las manos, abrazadas, con sonrisas, con amor, con la rabia que nos da tantas injusticas, con alegrías y tristezas, con todas las fuerzas de la historia de la lucha feminista. En la Escuela hemos analizado como el avance del modelo capitalista, extractivista, va despojando, saqueando a nuestros pueblos, criminalizando nuestras luchas por la defensa de la Soberanía, de nuestros recursos naturales”.

Esta segunda experiencia de formación feminista del Cono Sur permitió volver a poner en el centro que esta lucha contra la violencia patriarcal no tiene fronteras y –en palabras de Cony- “nos fortalece en la esperanza de cambiar esta realidad que nos parece imposible e intolerable”, cambio que desde la Marcha Mundial de las Mujeres se realiza a partir de la formación y organización feminista que ve en las compañeras las principales fuentes de sabiduría en la resistencia antipatriarcal.













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