domingo, 18 de septiembre de 2016

8 de marzo de 2016 Declaración de la Coordinadora Feministas en Lucha



Este 8 de marzo de 2016, como Coordinadora de Feministas en Lucha declaramos que:

1. El día Internacional de La Mujer se nos ha arrebatado. El origen de clase (obrerista) de la fecha, el sentido que dejó la lucha de las obreras del área textil que murieron calcinadas por la patronal ha sido usurpado por un ideal de feminidad deseado por el patriarcado y el sistema económico imperante, asimilando las luchas al sistema económico y, por tanto, sacando provecho de esta fecha mediante el culto de un mito, de una idea de mujer que nada tiene que ver con nuestras realidades y que hace de nuestras existencias una carrera por un ideal al cual jamás podremos acceder. La necesidad de arrebatarnos este día de lucha radica en el miedo a nuestra radicalización, a nuestro potencial transformador, por lo que utilizan todas sus armas para “ponernos en nuestro lugar”, convirtiendo una fecha de lucha en una comercial, maquillada de feriado rosa que supone que las mujeres dejamos de cumplir nuestras labores ingratas para ser “reinas por un día”. El mercado resalta valores deseables en una Mujer, como ser dócil o la belleza escultural, ocultando aquellas aptitudes que reconocen peligrosas para su sistema patriarcal, heterocentrado y capitalista; artículos de belleza, rosas, chocolates que comeremos con miedo a engordar y electrodomésticos para “facilitar” la jornada laboral doméstica, son ofrecidos para obsequiar en este día.

2. Somos mujeres, lesbianas y trans en lucha, y no La Mujer que ellos desean, sujeta a un imaginario en el cual nuestro destino está marcado por nuestra biología. Encarnar el género femenino supone per se ser trabajadora, que por el solo hecho de poseer útero debemos parir y criar niñxs, cuidar adultos mayores y servir a los hombres. Para esta sociedad masculinista Mujer significa estar destinada a la maternidad, a la monogamia, a la servidumbre, a ser violada por salir de noche y si nuestros cuerpos despiertan el libido de un depredador, somos golpeadas, asesinadas y encarceladas por defendernos. Somos obreras sin paga, realizamos labores de cuidado y crianza, labores domésticas, incluso nos hacen trabajar para ser bellas y femeninas para los hombres. Cuando accedemos al trabajo remunerado que nos prometía independencia económica, termina siendo una pesadilla bajo este modelo económico devorador y la consabida doble jornada, que nos obliga a trabajar fuera y dentro de casa. Muchas, además, deben sustentar el hogar con dos o más sueldos de hambre, inferiores aún al de los varones heterosexuales. El Estado impide la lucha de las mujeres por su dignidad laboral, debido a las políticas antisindicales de las grandes empresas, sumiendo a las mujeres en una triple explotación: la del hogar, la del trabajo y la del Estado.

3. Abogamos por el aborto libre. Se nos ha asignado un lugar de servidumbre dentro de la familia patriarcal en donde se nos obliga a ser dama en la mesa y puta en la cama, a parir y criar gratuitamente fuerza productiva para un Estado que nos deja morir en las calles y en el seno del hogar, sin reconocimiento social alguno más que unas flores. Dentro de la familia, ese lugar que han llamado “privado” y del cual se niegan a hablar, nos abusan y nos matan; es donde miles de niñas han quedado embarazadas de sus padres, tíos o hermanos, para luego ser obligadas a parir, acusadas de seducir al abusador y criar junto a su madre a ese bebé como hermanx-hijo-muñeco de plástico. Las mujeres hemos abortado desde principios de los tiempos y lo seguiremos haciendo. Lo hacemos por diversas razones, tan diversas como cada una de nosotras. Las tres causales a duras penas cubren el 5% de los abortos que se llevan a cabo en Chile. Y, como si fuera poco, somos testigos de la influencia de la Iglesia Católica en instituciones médicas y educativas que se niegan a prestar servicios en casos de interrupción voluntaria del embarazo, criminalizando a quienes queramos realizar un aborto dentro de una institución. No podemos confiar en establecimientos de salud cuyos profesionales han sido educados en instituciones misóginas que conciben el cuerpo de la mujer como una probeta generadora de humanos, instituciones cuyos dueños son férreos aliados de la derecha golpista.

Convocamos entonces a radicalizarnos, a re-tomarnos un día que se nos ha arrebatado por los intereses del mercado capitalista y la necesidad del heteropatriarcado de ponernos “en nuestro lugar”, tomando como bandera de lucha el aborto libre, seguro y gratuito.


 

Diseño original por emerge y Sadaf F K.
Sitio Web por ZOEK