miércoles, 6 de septiembre de 2017

MMM-Chile reflexiona sobre el trabajo precario y sus impactos en las mujeres trabajadoras


MMM-Chile reflexiona sobre el trabajo precario y sus impactos en las mujeres trabajadoras

Rocío Alorda Zelada
MMM-Chile/Periodista

En el marco de las 24 horas de Acción Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) que conmemora la masacre de Rana Plaza en Bangladesh ocurrida el 24 de abril del 2013, la MMM punto focal Chile realizó el Conversatorio “Trabajo precario: impactos, resistencias y propuestas de las mujeres trabajadoras”, acción organizada junto a la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, ANAMURI.
La actividad - que reunió a cerca de 100 personas - fue un lugar de encuentro feminista donde dirigentas del mundo del trabajo, migrantes y asalariadas agrícolas de temporada, entregaron reflexiones sobre cómo las mujeres se han organizado para resistir al modelo neoliberal, buscando formas de organización ante la precarización del trabajo.
La coordinadora nacional de la MMM-Chile, Johanna Molina, indicó que “para nosotras, las activistas de la Marcha Mundial de las Mujeres, cada 24 de abril es un momento para reafirmar nuestra lucha contra el poder patriarcal y la impunidad de las corporaciones trasnacionales, así como contra todas las formas de explotación que precarizan y vulneran las vidas de las mujeres trabajadoras. Desde nuestro accionar de la Marcha en Chile, llevamos 10 años problematizando desde la economía feminista cómo las mujeres se enfrentan al mundo del trabajo en un contexto capitalista que invisibiliza su aporte a las economías nacionales y locales”.
En ese sentido, como una forma de destacar la lucha de las mujeres por liberar sus territorios de las transnacionales, al inicio de la jornada se hizo un homenaje a la activista Macarena Valdés, asesinada luego de haber participado en diversas acciones de defensa de su territorio amenazado por la instalación de un proyecto hidroeléctrico de capitales austro-chilenos.
El contexto nacional
En Chile, según los datos de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) 2015, las mujeres ganan un tercio menos que los hombres y aunque se formen y tengan estudios de posgrado, aun con título de doctorado, obtienen menores ingresos que sus compañeros con la misma formación académica.
Peor aún, las mujeres siguen siendo las únicas responsables del cuidado de niños-niñas, adultos mayores y enfermos, así como de las labores del hogar, ya que un 20,9% de ellas no trabajaron por razones de cuidado familiar o quehaceres domésticos y cerca de un 70% de las mujeres cuidan de manera no remunerada a personas con dependencia funcional en sus hogares. Es decir, la doble jornada laboral en Chile sigue intacta.
El conversatorio, compartiendo experiencias
Frente a este contexto y reconociendo el aporte de la economía feminista en hacer visible la contribución de las mujeres a la economía, el conversatorio de la MMM-Chile, dio cuenta de experiencias que han posibilitado que las mujeres en Chile tomen vías de empoderamiento que las logre alejar de los espacios de dominación.
La primera expositora fue la compañera guatemalteca, Fabiola Virginia Morales Ortiz, cientista política quien hace seis años vive en Chile y forma parte del Colectivo Justicia para Guatemala y del Movimiento Acción Migrante desde el 2014.
Fabiola se refirió a las dificultades que enfrentan las mujeres al migrar, que van desde la burocracia nacional hasta el racismo imperante, indicando que las mujeres migrantes se ven más vulnerables al momento de decidir transitar libremente en Chile, ya que el contexto estructural imposibilita la migración. En el país, la migración es principalmente femenina, llegando a un 51%. Un 23% del total de las mujeres migrantes vive en situación de pobreza. Uno de los problemas que dificulta el trabajo migrante es que la ley que regula este ámbito es herencia de la dictadura que entraba el proceso de obtención de visas.
Por eso -señala- la mayoría de las mujeres que migran y que vienen a trabajar, optan por la visa por contrato, lo que implica que muchas de ellas aceptan trabajos precarios y con bajos salarios, para conseguir un contrato que a su vez les permita obtener una visa. Frente a esta situación de vulneración Fabiola explica que “el primer paso para enfrentar esta situación es organizarnos, ya que los migrantes en Chile están condicionando sus derechos políticos por el derecho al trabajo, porque como lo que se necesita es un trabajo se deja de lado la organización que busca cambiar esas dinámicas. Por eso creemos que es vital la organización, la visibilización y tener la oportunidad de participar de estos espacios y compartir con otras organizaciones con las que juntas podamos complementar e idear estrategias para esta situación”.
Desde el mundo del trabajo, Carolina Rojas, socia del Sindicato de Mujeres Temporeras de Vicuña y parte de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, ANAMURI, comentó sobre las condiciones laborales de las Asalariadas Agrícolas de Temporada en el norte del país. Carolina reconoce que después de más de 10 años de lucha en el sector, se han logrado algunas mejoras en infraestructura –baños y comedores, por ejemplo- pero nada de fondo, ya que el trato y el salario siguen siendo indignos, situación que se reproduce con las personas migrantes.
Como sindicato -señala- estamos preocupados por abrir las puertas a las migrantes para darles el apoyo, porque los fundos en Vicuña (Región de Coquimbo), castigan las denuncias, es decir, si reclamas y dices que eres del sindicato te quedas sin trabajo, así de simple”. Este trato denigrante que viven las personas migrantes en los campamentos de los fundos (lugares donde viven durante la cosecha) se caracteriza por el hacinamiento y el abuso, ya que si las trabajadoras reclaman se quedan sin trabajo, y en consecuencia sin visa.
Para la dirigenta sindical, hoy el foco está puesto en “sacar a los contratistas, ya que ellos precarizan mucho los salarios, llegan a pagar por día no más de $1.000 (un dólar y medio), es decir mucho menos que el sueldo mínimo”.
Finalmente, Jimena Aguirre Galindo, vocera del Movimiento Cabread@s del sector público, Directora Nacional de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales, ANEF, señaló cómo el Estado ha precarizado a las trabajadoras y cómo ha sido el proceso de organización que han articulado. Jimena explicó que desde el 2012 han formado un movimiento de trabajadores independientes y autónomos en la defensa de los derechos de las y los trabajadores del país, “ya que como trabajadores del Estado tampoco estamos exentos de la vulneración de derechos”.
La dirigenta reconoció que el Estado es el sector que tiene mayor sindicalización ya que no hay impedimentos para hacerlo, sin embargo, la vulneración de derechos se ha acentuado a través del aumento en la dotación de trabajadores a honorarios. Si bien el estatuto administrativo señala que tiene que haber un 80% de trabajadores de planta y un 20% a contrata (honorarios), esa situación hoy no se condice con la realidad.
“La contrata es un sistema de empleo precario porque no tiene ninguna estabilidad laboral, donde la gente tiene contrataciones anuales y hasta noviembre del año pasado bastaba con que un director de servicio notificara el cese de contrata y alguien que llevaba 12 o 15 años en el Estado se iba para la casa con el sueldo del mes porque tampoco hay derechos a indemnización por años de servicio”, explica la dirigenta.
Si bien, en todos los casos expuestos se develaron dramáticas condiciones de precariedad y vulneración de derechos, las tres expositoras coincidieron en que la única forma de enfrentar estas políticas neoliberales y sexistas es a partir de la organización de las trabajadoras y su capacidad de incidir en los espacios públicos.
Esta actividad fue realizada gracias a la colaboración de la Fundación Heinrich Böll y la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.

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