Mafalda Galdames Castro
Hace seis años, un día 15 del mes
de julio, la Marcha Mundial de las Mujeres punto focal Chile, convocó a otras organizaciones
de mujeres, a una reunión en la casa que en ese tiempo compartíamos con dos
organizaciones feministas, ubicada en calle Malaquías Concha en Ñuñoa, para
dialogar en torno a los recientes sucesos que estaban siendo noticia en el país
y que tenían relación con Belén, una niña de once años, embarazada producto de las
violaciones reiteradas por parte de su padrastro.
Más de setenta personas llegaron
a esa salita que se nos hizo estrecha. Allí apretadas, respirando a un mismo
pulso rebelde, llegamos rápidamente a los acuerdos: todas dispuestas a hablar
de ABORTO, abiertamente, sin secretos, sin mentiras, sin dobles intenciones,
sin acciones oportunistas, con un prisma feminista, que podía aglutinar a
sujetos/as diversos/as, con distintos recorridos y acciones del feminismo.
A partir de un diálogo fraterno y
horizontal con las mujeres organizadas y no organizadas que respondieron a
nuestro llamado, decidimos convocar a una primera marcha por el Aborto Libre,
Seguro y Gratuito, exigiendo al Estado y la Iglesia que no se metan en nuestros
cuerpos; y para denunciar que principalmente son las mujeres pobres las más
afectadas por abortos clandestinos, arriesgando sus vidas por las condiciones
inseguras en que muchas veces se los realizan y su libertad por la ilegalidad
patriarcal impuesta.
Sólo diez días bastaron para
organizar la marcha acordada en esa reunión. Nunca llegó el permiso para
realizarla, pero por primera vez y sin miedo nos abrimos paso por la Alameda mediante
la presión de miles de mujeres. La fuerza pública cedió a nuestra marea abortista,
rompiendo de esta manera un cerco comunicacional que hasta entonces se mantenía
en Chile.
No fue la única acción realizada
ese día. Hubo una intervención en la Catedral, edificio símbolo del poder
eclesial que tanto daño ha provocado en la opinión pública con sus mensajes
punitivos a quienes defendemos el aborto como una cuestión política y de
derecho fundamental de las mujeres sobre su vida reproductiva y la autonomía del
cuerpo.
Desde esa primera marcha, el día
25 de Julio, cada año y en conjunto con otras organizaciones del movimiento feminista,
se crea la Coordinadora Feministas en Lucha - CFL, para planificar con rebeldía
y fuerza creciente la convocatoria que seguiría ampliándose cada vez más hacia
los distintos movimientos sociales y las fuerzas que creen en nuestra demanda como
un asunto de justicia social. Sabemos que todas las desigualdades se cruzan y
se potencian, afectando el derecho a decidir de las mujeres sobre sus cuerpos y
sus vidas. Por eso, una de las principales acciones es la irrupción en el espacio
público, donde la lucha y la manifestación callejera trastocan el orden
patriarcal.
Otras acciones complementarias a
las marchas, fueron los seminarios públicos realizados en la Universidad de
Chile, convocados por la Marcha Mundial de las Mujeres, los que bajo el título “Aborto
Libre: Saberes y Prácticas Feministas” fueron antesala a la Marcha de
la Alameda y donde también por cinco años consecutivos, a través de diferentes
paneles, se expuso la visión, los objetivos y los quehaceres de las diferentes
organizaciones de mujeres y feministas que mucho tienen que decir acerca del
tema y que bajo diferentes acciones, muchas veces desde el trabajo de base y el
anonimato, abordan la despenalización social del aborto y el proyecto futuro
del “Aborto Libre, Seguro y Gratuito”.
La
Sexta Marcha: Aborto Libre, Seguro y Gratuito #no bastan tres causales
Este 25 de julio del año 2018, sin
duda fue un año diferente. El 2017 se aprobó en el parlamento el aborto en tres
causales, lo que no ha dejado de producir desavenencias entre los sectores
políticos de izquierdas y derechas. Los fundamentalismos religiosos lo
consideran una aberración y los objetores de conciencia en los hospitales
públicos y privados alzan su voz por sobre los poderes del Estado para poner
obstáculos en la aplicación de la ley.
Por otra parte, en el contexto
nacional a lo largo del país, hubo una acción concertada del movimiento
estudiantil y universitario para repudiar el acoso sexual y denunciar a quienes
ejercían abusos en las aulas universitarias y centros académicos. Las tomas de
los establecimientos educacionales estaban en la noticia nacional y hubo
respuestas variadas desde la prensa y los espacios gubernamentales para acallar
al movimiento. Pero el tema ya estaba instalado y al debate público provocado
por las estudiantes se le llamó en los medios de comunicación la “Ola
Feminista”.
Así el feminismo pasó a ser un
tema contingente y de carácter nacional. Hubo por cierto, apertura en los
medios escritos y de televisión. Sobre aborto, los sectores políticos consideraban
que ya todo estaba dicho, así también algunas ONGs de mujeres y feministas que
entregaron sus mejores esfuerzos para conseguir el apoyo político para su proyecto
de ley. Estamos agradecidas por el avance logrado en el parlamento, pero la
fuerza callejera fue sin duda la que dió el respaldo nacional a una iniciativa
que desde el movimiento feminista consideramos es un paso, pero no suficiente
para obtener la autonomía y libertad para decidir sobre nuestros cuerpos.
Por eso, cuando en este invierno
nuevamente convocamos a las organizaciones vivas a organizar la sexta marcha por
el Aborto libre, gratuito y seguro, en la casa de ANAMURI, que solidariamente
nos ofreció sus dependencias, y se toma el acuerdo de convocar a un concurso de
logos para elegir el que mejor representara al movimiento feminista en nuestras
pañoletas; cuando se opta por seguir con el color verde en honor a las mujeres
argentinas que dieron esa magnífica lección de unidad y lucha, no podíamos
dejar de pensar que una Gran Marcha sería la nuestra, porque además muchas
regiones del país se adherían simultáneamente a nuestra convocatoria.
El proceso tuvo sus aspectos
positivos: Se eligieron las vocerías públicas; y todos los días, mujeres de
diferentes edades y grupos venían felices en busca de sus pañoletas. Con
algunas contradicciones, se elaboró la Declaración Pública, la MMM consiguió el
permiso ante la Intendencia para la caminata y la instalación del escenario, se
buscó consenso para la presentación artística y no hubo dudas cuando se dijo: “que
suban al escenario “Las Tortas Golosas”, porque ellas la llevan”.
Lo que no estaba previsto fueron
las manifestaciones de intimidación y represión por parte de grupos neonazis con
acciones delictuales misóginas que provocaron una situación de inseguridad y
desconcierto entre quienes encabezaban la caminata, y que sumergidos entre la
marcha realizaron contra-manifestaciones organizadas instalando barricadas,
provocando desconcierto y temor entre las asistentes, y lo que es más grave aún,
atentando contra la vida de las mujeres de diferentes generaciones que de forma
pacífica manifestaban su apoyo en esta sexta convocatoria.
Estos hechos lamentables, que
dejaron con heridas cortantes en sus cuerpos a tres compañeras de los
movimientos feministas, repercutió en una cadena de situaciones de
desarticulación de la columna, de percepción de abandono de las mínimas
seguridades para las manifestantes y que posteriormente a la luz de los ataques
concertados dejaron un sentimiento de frustración y desmovilización, pues desde
el escenario las compañeras encargadas de la locución debieron solicitar a las
manifestantes que venían llegando que abandonaran rápidamente la concentración
por razones de seguridad y suspender de manera abrupta la actividad artística.
Como Marcha Mundial de las
Mujeres, punto focal Chile, desde la profunda convicción que tenemos y la
visión que tuvimos desde la primera convocatoria masiva el 25 de julio del año
2013, reivindicamos que son los movimientos sociales los conducentes de las
grandes luchas. Creemos que hemos cumplido ampliamente con la propuesta de un
aborto libre, seguro y gratuito, que lo que antes era tarea de unas pocas
guerreras, ahora se ha convertido en un tema país. Y en esta Sexta Marcha con
este desafío positivos nos vamos a quedar.
Seguiremos aportando desde el
lugar que nos corresponde. El aborto libre, seguro y gratuito lo exigimos para
las mujeres que luchan en el día a día por sobrevivir en un sistema
capitalista-patriarcal. Nuestra lucha es una lucha callejera porque nuestro
activismo se encuentra enraizado en la clase y en nuestro origen y está ajeno a
los ofrecimientos demagógicos y electoralistas, donde una y otra vez, los
discursos se elaboran, se performan y se cambian de acuerdo a las componendas
que se quieren lograr para alcanzar los dorados sillones. Así ha sucedido una y
otra vez en cada contienda electoral y ninguna diferencia ha habido entre los sectores
que se proclaman de izquierdas o derechas, porque la lógica de su actuar es
claramente patriarcal.
Seguiremos en marcha hasta que todas
seamos libres